Con el desarrollo de la LOMLOE y la propuesta de ley de FP (que se debatirá en el Parlamento próximamente)… se sigue «a vueltas» con el eterno y manido “PACTO de Estado por la EDUCACIÓN«, del que se viene hablando desde hace cuatro décadas.
La recién estrenada ministra de Educación, Pilar Alegría, ha declarado recientemente al periódico El Heraldo de Aragón: «Quiero dar pasos para lograr un Pacto de Estado por la Educación en España«, también se ha pronunciado en un reportaje en el diario EL PAÍS: «Deseo que bajen los decibelios en el debate sobre Educación«.
Ambas afirmaciones deberían de ser plausibles, sino fuera porque:
1-Desde 1980 se vienen prometiendo, comprometiendo y ofreciendo “Pactos por la Educación” por parte de diferentes partidos políticos, sobre todo en campañas electorales… el último(conocido) que lo intentó fue el ministro Ángel Gabilondo, la verdad, con muy poco éxito.
Y… sobre todo, 2-Porque a estas alturas de 2021 un «Pacto de Estado por la Educación» sería TRAMPOSO y FALSO, ya que partimos de un enorme desequilibrio (público/privado), que se ha venido produciendo año tras año, reforma tras reforma:
La enseñanza privada, desde la infantil 0-3, hasta la Universidad (incluida) se ha ido privatizando y mercantilizando, poco a poco. Además de que las corporaciones religiosas han ido ganando espacio tras cada reforma, incluida la última LOMLOE de 2020/21, en pleno desarrollo y aplicación y sin una memoria económica para su aplicación.
Cada vez se observa más, como la derecha social y política, las escuelas católicas, empresarios varios de infantil y formación profesional, etc. etc., siguen en su línea, que comenzaron allá por los años ochenta (cuando se debatía la LODE y la LOGSE) de montar mucho ruido y lanzar amenazas, por estrategias políticas partidarias y económicas e ideológicas. Con la aplicación de la LOMLOE que les favorece, lo han hecho y lo seguirán haciendo: estrategia pura y dura.
La ministra aragonesa Pilar Alegría ha llegado al ministerio, intentando trasladar a la opinión pública y al sector, un “aire fresco, joven y jovial” para tratar de «tranquilizar» (inútilmente) sobre todo a la enseñanza privada concertada de ideario católico y al empresariado privado de la FP y de la educación infantil, éstas últimas gran parte en manos de corporaciones (fundaciones y similares) católicas.
Sabe muy bien, la ministra, (o debería de saberlo) que competencias muy trascendentes en materia de Enseñanza (incluido el currículo, la planificación y gestión de los centros, la formación y el acceso a la función docente, los servicios de inspección, etc. etc.) están «en manos» de las CCAA, hoy por hoy la gran mayoría conservadoras.
Veremos, conforme vayan pasando los meses, como discurre el mandato de esta nueva y al parecer «conciliadora» ministra. Al menos sobre el papel. Con la mirada puesta en unas próximas elecciones generales, cuando la LOMLOE se comience a aplicar definitivamente en el curso 22-23 y, posiblemente, se haya aprobado legislativamente la ley de FP.
