El Reino Unido reconoce a Afganistán como nación independiente en el Tratado de Rawalpindi, el 8 de agosto de 1919. Una vez firmado, las autoridades afganas comienzan a establecer relaciones diplomáticas con diferentes países de Asia, Europa y América. Ese mismo año, los nuevos líderes Afganos fueron muy bien recibidos en Moscú; dicho encuentro se tradujo en la firma de un tratado de amistad entre Afganistán y La Unión Soviética. Como consecuencia, ambas naciones se reconocen y se ofrecen ayuda moral y material en su lucha contra el imperialismo británico; colaboración que se mantendrá durante muchos años.
Tras el derrocamiento de la monarquía de Mohammed Zahir Shah, en 1973, se proclamó la República de Afganistán, la cual intentó crear un plan de mejoras que no llegó a buen puerto. En 1977 se estableció la República Democrática de Afganistán, y el 30 de abril de 1978, un Consejo Revolucionario de las Fuerzas Armadas traspasó el mando a Saur Muhammad Taraki..El Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA) se hizo con el poder. Inmediatamente, se pide ayuda a Brézhnev para asesorar en materia militar al nuevo gobierno. Son años en los que las mujeres obtienen derechos sociales y políticos que tenían vetados, pero la acción de gobierno tuvo una respuesta inmediata de los sectores afganos más reaccionarios; éstos comenzaron a combatir a las tropas soviéticas que habían sido llamadas por el gobierno afgano. Es entonces cuando Estados Unidos ve la oportunidad de socavar la fortaleza del gobierno soviético y empieza a colaborar con los rebeldes afganos, nutriéndoles de armas ligeras y anticarros. En enero de 1980, el presidente Jimmy Carter firma la orden que fue ejecutada por el director de la CIA, Stansfield Turner, y el asesor de Seguridad Nacional, Zbignew Brzezinski. También colaboró de buen grado Arabia Saudita y Pakistán.
Afganistán fue el escenario donde se dio una de las últimas batallas de la guerra fría entre EE.UU y la URSS. La retirada de la Unión Soviética, en 1989, no dio paso a la paz, ya que la guerra civil prosiguió hasta 1996. Los talibanes, muy fortalecidos, establecieron el Emirato Islámico de Afganistán, lo que supuso para las mujeres la muerte social y, en gran medida, la muerte física cuando se desviaban de la las leyes establecidas para ellas; leyes con fuerte influencia del wahabismo difundido y financiado por Arabia Saudita. Y La Sharia se impuso.
En 2001, como reacción a los atentados del 11 de septiembre de 2001, una coalición internacional de la OTAN, liderada por Estados Unidos, entró en el país para buscar a Osama Bin Laden y “poner orden” en Afganistán. El nuevo gobierno de la República Islámica de Afganistán no colmó las expectativas de los talibanes y continuaron luchando para recuperar el control del país.
Las mujeres
La Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán (RAWA), explica las principales prohibiciones y castigos para las mujeres. Los talibanes aseguran que con sus leyes pretenden “crear ambientes seguros, donde la castidad y dignidad de las mujeres sean por fin sacrosantas”. El régimen talibán que tuvo lugar en Afganistán entre 1996 y 2001 incluyen los siguientes puntos:
1. El trabajo femenino queda terminantemente prohibido fuera de los hogares. Solo unas pocas doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en ciertos hospitales de Kabul para atender a mujeres y niñas.
2. Las mujeres tienen prohibido salir de casa para realizar cualquier actividad siempre que no vayan acompañados de su mahram, hombre de parentesco cercano, como padre, hermano o marido.
3. Las mujeres tampoco pueden cerrar tratos con comerciantes masculinos
4. La atención médica es también precaria para las mujeres, ya que no pueden ser atendidas por sanitarios varones. Al haber un número tan reducido de médicas y enfermeras, son muchas las que no pueden acceder a una atención adecuada, lo que deriva en problemas de salud de diferente gravedad e incluso la muerte.
5. La educación está vetada a las mujeres. No pueden acudir a estudiar a escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa.
6. Las mujeres no pueden mostrar ninguna parte de su cuerpo en público, por lo que están obligadas a llevar un velo largo que les cubre incluso el rostro (burka).
7. Todas aquellas mujeres que no vistan de acuerdo a las reglas establecidas por los talibán o que no vayan acompañadas de su mahram serán sometidas a azotes, palizas y abusos verbales.
8. Las mujeres que muestren sus tobillos serán sometidas a azotes en público.
9. Las mujeres acusadas de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio serán lapidadas.
10. Se prohíbe el uso de productos cosméticos. De hecho, durante el ‘reino del terror’ talibán entre 1996 y 2001 se reportaron casos en los que se amputaron los dedos a mujeres a las que se detuvo por llevar las uñas pintadas.
11. Las mujeres tienen prohibido hablar o dar la mano a varones que no sean su mahram.
12. Ningún extraño debe oír la voz de una mujer, por lo que las mujeres tienen prohibido reír en público.
13. También está prohibido que las mujeres lleven zapatos de tacón, ya que pueden producir sonido al caminar (un varón no puede oír los pasos de una mujer).
14. Las mujeres no pueden subirse a un taxi sin la compañía de su mahram.
15. Las mujeres no pueden tener presencia en la radio, la televisión o en reuniones públicas de cualquier tipo.
16. El deporte también está vetado para el género femenino. No pueden practicarlo ni acceder a ningún centro deportivo.
17. Las mujeres tienen prohibido montar en bicicleta o en motocicleta.
18. Está prohibido que las féminas lleven ropas de colores vistosos, ya que los talibanes dicen que son «colores sexualmente atractivos».
19. Las mujeres no pueden reunirse con motivo de festividades con propósitos recreativos.
20. No pueden lavar la ropa en los ríos o plazas públicas.
21. En el régimen talibán, ninguna calle, plaza o avenida puede llevar la palabra ‘mujer’ en su nombre. Así, durante el régimen talibán en Afganistán de los 90, el «Jardín de las Mujeres» de Kabul pasó a llamarse «Jardín de la Primavera».
22. Las mujeres tampoco pueden asomarse a los balcones o ventanas de sus domicilios. No deben ser vistas.
23. Para evitar que cualquier extraño pueda ver a una mujer, es obligatorio que las ventanas sean opacas.
24. Los sastres no pueden tomar medidas a las mujeres ni elaborar ropa femenina.
25. Las mujeres tiene prohibido el uso de baños públicos.
26. Existe segregación en los autobuses. Así, hay medios de transporte para hombres y otros para mujeres.
27. Las mujeres tiene prohibido utilizar pantalones acampanados, incluso cuando estos quedan ocultos bajo el burka.
28. Nadie puede fotografiar o filmar a mujeres.
29. Está totalmente prohibido publicar imágenes de mujeres impresas en revistas y libros. Tampoco pueden colgarse imágenes de mujeres en casas y tiendas.
Maternidad
Según ONU Mujeres, en 2017, 62 de cada 1.000 mujeres de 15 a 19 años eran madres adolescentes. La cifra se complementa con otro dato: solo cuatro de cada 10 mujeres pueden hacer una planificación familiar con métodos modernos y solo algunas de ellas (el 18,9%) llegan a utilizar algún método anticonceptivo. Hoy en día, el 87% de partos todavía tienen lugar en el domicilio familiar, generalmente sin ningún tipo de asistencia médica. Las mujeres no tienen el derecho a salir de casa, ni para ir al hospital lo que provoca que 1 de cada 8 mujeres muera en el parto. Existen muy pocos hospitales en Afganistán por lo que en ocasiones, hay que recorrer centenares de kilómetros para ser atendidas.
Matrimonio infantil
Entre los años 2000 y 2009, casi el 40% de las mujeres jóvenes afganas entrevistadas confesaron haberse casado antes de los 18 años. Estos matrimonios precoces tienen consecuencias graves en la salud de las jóvenes, especialmente cuando no están preparadas para quedarse embarazadas.
La infancia
Un informe de la Unicef califica Afganistán como “el peor lugar del mundo para nacer”. De hecho, la infancia afgana debe hacer frente a la miseria y a la violencia de todo tipo, si es que logra salir adelante una vez nacido, ya que la mortandad infantil es muy elevada.
Educación y trabajo infantil
Actualmente, sólo alrededor del 60% de los niños afganos están escolarizados. Además, el sistema educativo carece de infraestructuras: en Kabul, algunas aulas cuentan con más de 60 alumnos. Afganistán posee el mayor número de ataques terroristas en las escuelas, concretamente en las escuelas de niñas el pasado mayo hubo un atentado, con el siguiente macabro resultado: 85 asesinadas y 147 heridas.
En Afganistán, alrededor del 20% de los niños están obligados a trabajar para satisfacer las necesidades familiares, ya que los ingresos de sus padres son tan bajos que les cuesta abastecer a la familia de los más básicos alimentos: vendedores ambulantes, recolectores de cartón, limpia botas, empleados del hogar o auxiliares dependientes de comercio, incluso mendigar por las calles.
Explotación infantil
Los niños afganos son víctimas de violencia de todo tipo, incluidos los abusos sexuales: alrededor de 1500 casos son registrados cada año, pero la mayor parte de los niños no denuncian esta violencia. En la mayoría de ocasiones, los autores no rinden cuenta ante la justicia por razones políticas, al ser viejos líderes de guerra o miembros de la autoridad.
Niños soldados
Durante el régimen de los Talibanes, miles de menores afganos fueron alistados en fuerzas terroristas por propia voluntad o forzados. Se les formaba en el manejo de las armas para enviarles a la guerra. Además, algunos niños con menos de 6 años también eran usados como niños Kamikaze. A principios de 2011, Afganistán firmó un acuerdo con las Naciones Unidas, comprometiéndose a detener el reclutamiento de niños para la policía del estado después de que ésta fuese incluida en la lista negra de la ONU en 2010.
Niños huérfanos y discapacitados
Como consecuencia directa de las guerras, Afganistán cuenta con un alto porcentaje de huérfanos. Los niños suelen ser acogidos por miembros de sus familias o por otras personas de su poblado. Pero, desgraciadamente, algunos padres adoptivos tratan a estos niños como esclavos.
Por otro lado, la presencia de numerosas minas anti personas en Afganistán produce diariamente accidentes, a menudo mortales sobre todo entre los más jóvenes por no saber reconocer el peligro.
Derecho a una identidad
Sólo el 6% de los nacimientos son registrados en Afganistán. La mayoría de los niños afganos no tienen una identidad oficial, ni nacionalidad. Estos niños se encuentran en situación ilegal, ya que oficialmente no tienen existencia jurídica. Es un grave problema, sobre todo para los niños afganos que han huido de la guerra y están en campos de refugiados. Se calcula que entre Pakistán e Irán habrá 1,5 millones de niños refugiados.
Justicia de menores
El derecho penal afgano no diferencia entre los crímenes graves y los delitos menores. Pese a que en 2005 se adaptó el Código Penal para los menores de edad, no hay ninguna alternativa a la prisión para un joven delincuente. Este hecho va en contra de lo dictado en el artículo 40 de la Convención Internacional de los Derechos del Niño (CIDN).
Zarqa Yaftali, abogada y activista por los derechos de las mujeres y de la infancia, ya en 2020 declaró ante el Consejo de Seguridad de la ONU: Los amargos recuerdos del gobierno de los talibanes nos persiguen a diario. Estas experiencias siguen siendo una realidad para muchas mujeres y niñas que viven en áreas controladas por los talibanes, donde la libertad está severamente restringida”.
El Georgetown Institute for Women, Peace and Security incluye a Afganistán entre los países más inseguros para las mujeres en su análisis del año 2019/2020.
Desgraciadamente, el siglo XXI sigue siendo un tiempo de canallas y de barbaries. Afganistán, tierra de elevadas montañas, grandes desiertos y campos de amapolas, fue y seguirá siendo un país peligro para las mujeres y para la infancia.