El religioso español, sancionado a cinco años sin poder ejercer públicamente el ministerio y a no volver a estar con menores de 30 años por intentar abusar de MGF durante la confesión. El canon 1387, que se le aplicó al religioso, podría haberle supuesto la excomunión y la expulsión del sacerdocio
El Opus Dei ya tiene entre sus filas a un cura numerario abusador, con sentencia firme del Vaticano y que ha comenzado a ser efectiva este 30 de junio. Y no un cualquiera, sino uno de los clérigos más relevantes de la Obra, Manuel Cociña Abella, que convivió con el mismísimo Escrivá de Balaguer y que llegó a estar en varias ternas para convertirse en el primer obispo numerario de nuestro país.
A sus 72 años, y tras una investigación adelantada en exclusiva por RD, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha condenado a Manuel Cociña a cinco años sin ejercer su ministerio en público, otros cinco años de atención espiritual únicamente en su centro (reside en Granada) y la prohibición de atender pastoralmente a menores de 30 años.
Las víctimas, sin sentencia y sin resarcimiento
La sentencia de 16 folios y que no ha sido entregada a los denunciantes (a los que tampoco se les ha resarcido económicamente), responde a un procedimiento administrativo penal, y ha comenzado a cumplirse este 30 de junio. La causa ha sido llevada por Doctrina de la Fe, dentro de los delitos más graves, y considera probado “un delito continuado de Solicitación” así como “distintas imprudencias” con varios chicos jóvenes de diferentes ciudades españolas a lo largo de los últimos 30 años.
La sentencia, a la que ha tenido acceso RD, contempla lo siguiente: “Prohibición durante 5 años de predicar, escuchar confesiones, y administrar sacramentos y sacramentales, salvo la Misa en privado (cánones 1336 § 1,3º y 1387 del Código de Derecho Canónico)”. “Cumplido el tiempo de la pena de prohibición del ejercicio del sacerdocio referida en el n. 1, su actividad pastoral (confesión, predicación, administración de sacramentos y sacramentales) quedará limitada al ámbito del Centro de la Prelatura en el que tiene su domicilio por un periodo de cinco años”, prosigue el fallo de Doctrina de la Fe, que conmina al religioso “indefinidamente” (por el canon 1319) a no prestar atención pastoral a personas menores de 30 años. Además, también se le han impuesto unas “penitencias” para reparar el daño causado, que se desconocen.
Tocamientos tras las confesiones
Todo arrancó en 2002, MGF residía en el Colegio Mayor Almonte, de Sevilla. A sus recién cumplidos 18 años, formaba parte de la Obra desde 1999. Tras una confesión, Manuel Cociña abusó de él. Desde noviembre de 2002 hasta julio de 2003 (cuando MGF abandonó la residencia), y al menos en siete ocasiones, el sacerdote aprovechaba su situación para “hacerme masajes” que acababan con tocamientos en los genitales.
Así lo denuncia este joven, hoy casado, residente en Chile, en la denuncia que presentó en 2018, después de la visita del Papa Francisco al país andino. No fue el único: al menos otras cuatro personas han testimoniado episodios similares. Y no sólo en Sevilla: también en Barcelona y otras residencias de la Obra en España.
En octubre de 2018, el actual prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, ordenó una investigación, dirigida por Rafael Rodríguez Ocaña, cuyos resultados se enviaron en diciembre a la Congregación para la Doctrina de la Fe, a la sección de delitos más graves. El interrogatorio a la víctima se llevó a cabo el 11 de octubre de 2018 en la sede de la Prelatura en Santiago de Chile, ante un abogado y un notario.
Posteriormente, el prelado viajó a Granada (a finales de noviembre) y en ese momento se hicieron efectivas ciertas medidas cautelares. La Oficina del Opus Dei en España confirma la investigación, que se entregó a Roma en diciembre, y dichas medidas cautelares para Manuel Cociña, consistentes en la prohibición de mantener contacto con menores de 30 años, y la restricción de sus actividades pastorales al centro en el que reside, en Granada, mientas la Santa Sede toma una decisión. Tras la sentencia, la Obra ha preferido -por el momento- no hacer ningún tipo de declaración.