Desde que fue nombrado arzobispo y cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani utiliza con frecuencia las celebraciones litúrgicas en la catedral para emitir opiniones que tienen más relación con el momento político del Perú que con las lecturas bíblicas de la festividad. Tiene también a su disposición los sábados por la mañana un espacio en Radio Programas del Perú (RPP) con cobertura nacional titulado “Diálogos de fe”.
Dada su condición de miembro relevante del Opus Dei, desde esas y otras tribunas el Cardenal no ha escatimado su adhesión a las posiciones políticas y religiosas más reaccionarias. Sus más recientes intervenciones han provocado críticas y comentarios que lo han obligado a retractarse, pero con el agravante de que sus declaraciones son tan confusamente ambiguas que empeoran lo que dice que no quiso decir.
El 28 de julio, fecha de conmemoración de la independencia del país en 1821, se celebra en la catedral de Lima una misa y Te Deum con asistencia de las autoridades religiosas, políticas y militares. Durante la homilía, el Cardenal rechazó una vez más la unión civil entre personas del mismo sexo; y ante la anunciada movilización para el 13 de agosto en rechazo al feminicidio, discriminación .y violencia contra la mujer bajo el lema “Ni Una Menos” y habló de la ideología de género, sobre la que se pronunció abiertamente: “Las campañas para dañar la dignidad de la mujer en su ser mujer y madre queriendo imponer la llamada ideología de género, no son humanas”.
Este pronunciamiento público en un acto religioso-político al más clásico estilo del nacional-catolicismo mereció el comentario en el diario El Comercio de la historiadora María Emma Manarelli, directora de la maestría de género de la Universidad Mayor de San Marcos: “La campaña del 13 de agosto busca parar la violencia, humanizar a la mujer, llamar la atención de las autoridades acerca de cómo no puede seguir existiendo esta manera de pensar doméstica que oprime a las mujeres, no solo en casa, sino también en autoridades públicas”.
Pero lo que ha llamado más la atención de los últimos días ha sido la frase pronunciada en el espacio “Diálogos de fe” del sábado 30 de julio: “Las estadísticas nos dicen que hay abortos de niñas, pero no es porque hayan abusado de ellas, sino muchas veces porque la mujer se pone como en un escaparate, provocando”.
Ese mismo día, la recientemente nombrada Ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Ana María Romero Lozada, comentó ante los medios limeños: “Rechazo una declaración de esa naturaleza, pues les quita responsabilidad a los agresores. En el Perú cada día hay 4 madres de entre 11 y 14 años. ¿Acaso esas niñas se ponen en un escaparate?”
Ante la reacción negativa de varios congresistas, ministros y representantes de instituciones en los medios masivos, al Cardenal no le quedó más remedio que reconocer su error y tratar de relativizar sus declaraciones. Esto fue lo que dijo desde un albergue que acoge a jóvenes madres víctimas de violencia y abandono, en un enlace televisivo concedido por el programa de RPP Noticias el viernes 5 de agosto:
“En primer lugar en estos días, ha habido toda una comunicación en los medios y yo lo que quiero decir aquí, porque aquí es donde se dicen las cosas, es que les pido perdón a quien pueda haber sido maltratada, a quien pudo haberse sentido ofendido con unas opiniones o declaraciones que son desafortunadas, como dije; equivocadas, vuelvo a repetir. Pero siempre y de manera clara es evidente que no ha habido la menor intención porque toda mi vida me he dedicado a ayudar y apoyar a la mujer, desde su momento más inicial y su momento más difícil”.
“Quiero, con toda claridad, rechazar de parte mía cualquier violencia y cualquier trato que menosprecie a la mujer por su condición de mujer. Realmente he estado fastidiado leyendo y escuchando interpretaciones que, utilizando una frase totalmente desafortunada y equivocada, pretenden criticar de una manera francamente baja, la responsabilidad que tengo como pastor, como hombre, como peruano y como persona, de defender y proteger a la mujer siempre. Por lo tanto, no hay matices, no hay excusas para ningún tipo de maltrato contra la mujer. Este es mi pensamiento y esto es lo que he tratado siempre de explicar en todas las ocasiones, sean escritas, sean habladas o sean predicadas”.
“Jamás se me ocurrirá a mí ofender o maltratar a la mujer, por eso con toda la veracidad y fuerza que pueda imprimirles, les pido perdón a ellas que están aquí, si se han sentido ofendidas con esa nobleza de una familia, una mamá, una chica en dificultades, siempre la Iglesia tendrá una enorme comprensión y un lugar en su corazón para ellas”.
El rechazo a las más recientes y desafortunadas declaraciones públicas del arzobispo y cardenal de Lima han generado una presencia del tema en las redes sociales, en las que están circulando cartas dirigidas al papa Francisco para que lo antes posible encuentre para el cardenal Cipriani un destino que no le permita hacer tanto daño a su cada vez más reducida feligresía.