La visita del Papa Francisco a Paraguay es aprovechada por sectores retardatarios para intentar cercenar libertades civiles
El Papa Francisco, primer latinoamericano en ser ungido jefe del Vaticano, visitará el Paraguay en unos días más, y como es natural, un clima de efervescencia se apoderó de los fieles del culto católico en este país sudamericano.
Lo que no resulta natural, menos aún considerando que el estado paraguayo es laico, son las disposiciones autoritarias que han emitido ciertas autoridades durante los días en que Francisco estará de visita en este país sudamericano.
Un periódico que dice haber luchado por la libertad de expresión y conciencia en Paraguay, publicó sin mayores remordimientos una prohibición emanada de la Policía Nacional de portar pancartas “que contengan alusivos referentes a grupos de lucha social (a favor del aborto, matrimonio gay, campesinos sin tierras)”.
La disposición, que hubiera merecido al menos unas líneas de ironía, recuerda la visita de Juan Pablo II en las postrimerías de la dictadura de Alfredo Stroessner, cuando sectores sociales que se acercaron para hacer conocer al Pontífice la realidad política y social del país, fueron arrestados por la policía política inmediatamente después que el visitante haya partido.
Los abusos fascistoides también tuvieron su vertiente electoralista, dada que a fines de este mismo mes en que se desarrollará la vista papal, el partido gobernante elegirá autoridades y candidatos, entre ellos a intendente municipal de Asunción.
En ese contexto el candidato a Mariscal de la Derrota, el actual intendente de Asunción Arnaldo Samaniego, difundió a través de sus amigos de la prensa que su adversario, Oscar Tuma, ubicó su propaganda por encima de los carteles del Papa. Poco después el acusado publicó varias fotos donde se pudo apreciar la falsedad del rumor difundido por Samaniego.
Detrás del gesto y la palabra se advierte una clara intención clerofascista, por parte del intendente Samaniego, buscando cercenar las garantías propias de una democracia laica como la que todos los paraguayos se esfuerzan en construir.
Vale recordar al respecto que en Paraguay ya no existe religión oficial, y el mismo Intendente de Asunción es conocido por sus simpatías a cultos que no son precisamente el católico. Demás está decir que estamos ante una sucia jugada autoritaria con la que se pretende pisotear los ideales de libertad e igualdad, y para mayor precisión, la Libertad de Conciencia fundada en la autonomía del ser humano y su espíritu crítico. Nada más y nada menos que un ataque fascista contra el ideal que pretende construir un mundo sin discriminaciones ligadas a la filiación religiosa.
Probablemente autoridades como Samaniego consideran que el ciudadano asunceno es demasiado ignorante, por lo que sus transgresiones clero fascistas pasarán desapercibidas para todos.
A propósito, algunos estudiosos establecieron que existe una verdadera ideología Clero-Fascista basada en las encíclicas papales ultramontanistas y la realidad verticalista del clero. Para ellos, .el Clero-Fascismo es la combinación del principio catolico ultramontanista de infalibilidad papal y soberanía global, con el clericalismo dotado de poder político.
Un gobierno, clero-fascista, señalan, puede fundarse económicamente en un «estado corporativo» , legalmente en un decreto papal o clerical dictatorial y en la supremacía del derecho canónico. Como un movimiento político o una ideología, el Clero-Fascismo es cualquier cooperación positiva entre Clericalismo y fascismo, precisamente la que parece advertirse en las disposiciones de ciertas autoridades paraguayas, que aprovechan la visita Papal para mostrar la hilacha.
Siempre hubo una simetría prefabricada y penetrante y una simbiosis entre la Iglesia y los sistemas autoritarios. Sin embargo, los fascistas paraguayos deberían recordar que el Papa Francisco no visita el Paraguay para que ellos den rienda suelta a sus delirios dictatoriales.
Tampoco visita el país para felicitar a nadie por hacer una gran gestión de gobierno, sino precisamente para solidarizarse con los paraguayos por haber padecido por tanto tiempo gobernantes tan malos, tema que conoce muy bien a través de testimonios de paraguayos exiliados en Buenos Aires.
El mismo ha señalado en más de una ocasión, que su mentora en temas políticos e ideológicos fue la bioquímica paraguaya Esther Ballestrino, socialista y fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, torturada y asesinada por la dictadura militar argentina en la década de 1970.
Probablemente sufrirá una profunda desilusión al enterarse que su visita al Paraguay, solo ha servido para propiciar ataques clero fascistas a la democracia laica.