España tiene el dudoso honor de ser, con muchísima diferencia, la líder europea en educación privada. Los conciertos no se limitan a Primaria y ESO sino que extienden sus tentáculos a la Universidad y la Secundaria Postobligatoria. Por si esto fuera poco, se aumentan las desgravaciones fiscales a los centros privados o se discrimina al profesorado de la enseñanza pública en el acceso a cursos de formación. Hay un interés manifiesto por parte de la Administración en degradar la escuela pública. El empleo del eufemismo Centros sostenidos con fondos públicos elude nombrar una penosa realidad: centros públicos con aulas prefabricadas, faltos de mobiliario o sin servicio de limpieza, frente al aumento paulatino de nuevos conciertos, con el apoyo explícito de "grandes" centrales sindicales.
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