Me introduzco en la web del atareado obispo Reig, de Alcalá, hombre de la Iglesia ensimismado en salvar gays
Me introduzco en la web del atareado obispo Reig, de Alcalá, hombre de la Iglesia tan ensimismado en salvar gays que no se ha dado ni cuenta de que su forma de vestir constituye una incitación grandísima para entregarse a manifestaciones homo eróticas a lo Cecil B. De Mille. La página es sencilla pero intensa. Lo primero que descubro es la pestilente modestia. Su diócesis se anuncia como “el servicio de Dios permanente”, y a la derecha, las manos unidas en plan piadoso de la hostia, la propia efigie del mismo señor Reig clama en latín, ajeno a lo tentador que resulta, y dentro de una especie de bocadillo: “Múestrate como Madre”. Si yo fuera homo, que no me importaría, saldría corriendo en busca de una adopción o de un vientre de alquiler.
Pero vayamos a las cartas o comunicados que al parecer se han recibido en dicho sacro sitio, y que ustedes pueden consultar en www.unav.es/departamento/preventiva/homosexualidad. Los arrepentidos y beneficiados por el obispo no se llaman ya a sí mismos homosexuales, dado que se avergüenzan y que están curados, aunque no para siempre, pues hay mucho tío con faldas suelto por ahí. Llaman a la homosexualidad Atracción Sexual hacia el Mismo Sexo (AMS), lo cual fonéticamente tendría que ser pecado de obsesión, pues redunda. Como tópicos de correspondencia, los abajo firmantes confiesan haber “salido del infierno”, e iniciado un “camino de esperanza”, lo cual resulta bastante soso como aliciente. Sin embargo, lo que más tira para atrás a cualquier delirante que quiera salirse de la cosa es lo escrito por ¡un médico venezolano!, al contar que le ha hecho mucho bien “el trabajo terapéutico de la canalización corpóreo-personal de sentimientos (que) posibilita las tareas de logro de asertividad y autoestima en la persona”.
Eso sí es obsceno, my Monseñor.