La justicia da la razón a un exfiel que acusaba al culto de «tener las manos manchadas de sangre»
Los Testigos Cristianos de Jehová reciben más ataques. La jueza de Madrid Raquel Chacón, titular del juzgado de Primera Instancia número 6 de Torrejón de Ardoz, ha asegurado que la actitud de alguno de los rectores «podría incitar al odio». En este sentido, insiste en tildarlos de «secta» de acuerdo con el sufrimiento que viven algunos de sus adeptos. Chacón va un paso más allá y concluye que la rigidez de las normas de la confesión «destruye familias», e incluso atenta «contra la salud mental» de todos aquellos que deciden abandonar el credo mediante el conocido como «la muerte social», una especie de aislamiento ordenado por la cúpula.
La magistrada acaba de condenar a la confesión, que es legal desde 1973 en España y agrupa además de 120.000 fieles, en las costas del procedimiento que ella misma abrió contra un exfiel, a Gabriel Pedrero. Según relata este miércoles El Mundo, los testigos de Jehová denunciaron Pedrero por presuntamente vulnerar su derecho al honor, y la jueza de Madrid, ha resuelto, en una decisión histórica, que de ninguna manera: Chacón concluye que el culto es una religión legal y reconocida en España, pero también reconoce todas las cosas negativas que le atribuía el exfiel.
Denuncia de los testigos de Jehová
Los testigos de Jehová denunciaron al exadepto después de escribir en su muro de Facebook que había sido cinco años para «desprogramar» su mente y rehacer su vida fuera «de la jaula de Jehová». En esta publicación, acusó la confesión de tener «las manos manchadas de sangre por diferentes suicidios: los colectivos para no permitir un tratamiento médico con sangre, y por los suicidios causados por estrés, ansiedad y depresión que provoca estar cerrado en la jaula de la Watchtower —haciendo referencia en la central del culto, situada en Nueva York—, la empresa religiosa que está detrás de los reglamentos e ideología de la edad media que los obligan a seguir».
Además, hizo un llamamiento a no dejarse influenciar «por una empresa que solo está inclinada al dinero. Cada vez son más millonarios y sus adeptos más pobres en todo sentido. Los anulan como personas sin poder pensar o decidir con libertad», apuntaba. Ahora, la jueza ha determinado que este hecho no afecta al derecho del honor y se ampara en la libertad de expresión del demandante, y desestima las peticiones de los testigos, que solicitaban 15.000 euros de sanción, e incluso de la Fiscalía, que pedía penar para Pedrero, y que reparara el presunto daño con 2.000 euros para los testigos de Jehová. Por su parte, Pedrero ha asegurado que ha sido víctima del culto: abusos sexuales a la infancia por parte de uno de sus curas, una homosexualidad reprimida de manera institucional dentro de la confesión, y ostracismo social después de su salida, con pérdida total de su entorno familiar.