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No sabemos si algún discípulo fue mariconcito: Obispo colombiano

El pasado jueves se realizó en Colombia un foro sobre matrimonio igualitario y adopción homoparental en la Universidad de los Andes. Como representante de la Iglesia Católica asistió el exsecretario de la Conferencia Episcopal Colombiana y actual obispo de Fontibón, Monseñor Juan Vicente Córdoba.
«No sabemos si alguno de los discípulos de nuestro señor era mariconcito, no sabemos si María Magdalena era lesbiana, no sabemos, parece que no, porque bastantes pasaron por sus piernas».
«Cuando dijo Jesús… Oye Juan estas muy así o muy asa, oye Juan estas caminando raro, Jesús nunca les dijo ¡Brutas que impresión!, ni tampoco ¡Machitos los quiero a todos!!». Comentó el prelado.
«No porque se es homosexual es pecado, hay heterosexuales pecadores, eso no es lo que marca el pecado, ni es malo ni bueno, ni enfermo ni sano», añadió Córdoba en su intervención en la universidad que ha dado conceptos científicos a favor de la adopción igualitaria.
Las declaraciones de Córdoba generaron muchas reacciones. Algunos vieron en ellas un paso adelante en la aceptación de las personas LGBTI por parte de la Iglesia Católica, mientras otros vieron que el uso del adjetivo «mariconcito» generaba remarcar la discriminación.
Juan Vicente Córdoba, cuando fue secretario de la Conferencia Episcopal de Colombia fue sumamente duro y reacio a la adopción homoparental y el matrimonio civil. En su momento se refirió a los derechos de familia como «adefesios»

En el 2012 le preguntó Semana.com: ¿El país sí está preparado para aceptar la adopción de parejas gay?

A lo que respondió: «No puede estar preparado. Es como si se dijera que estamos preparados para que venga un terremoto. No se trata de decir que como no se está preparado hay que prepararse. Eso la ley no lo acepta, no es familia.»

Sobre los fallos de la Corte Constitucional (único ente que ha defendido la igualdad de las personas LGBTI en Colombia) añadió:

«En estos casos la corte no ha cuidado la Constitución y por el contrario la altera. Es lo que llamamos un adefesio jurídico. Nuestro argumento no es de iglesia de fe, es un argumento jurídico. Esos cambios le corresponden al Congreso en un acto legislativo o un referendo.»
 
El diario El Tiempo interpretó la postura de Córdoba en el reciente foro como un acxto de apertura de la iglesia. En este medio Córdoba pide disculpas por utilizar el término «mariconcito»:
«Pero yo si reconozco que, en el foro, utilice algunas frases excesivamente coloquiales e inapropiadas. Por eso pedí disculpas públicamente a las personas que pudieron sentirse heridas u ofendidas por esas afirmaciones respecto a los apóstoles y María Magdalena. Y vuelvo a hacerlo ahora nuevamente.»

No obstante las alusiones a que la Iglesia Católica no discrimina a los gays se mantuvo en su posición de negar la posibilidad de que los menores sean adoptados por parejas del mismo sexo:

«A los niños hay que dejarlos elegir, no podemos elegir por ellos, un niño abandonado por ejemplo, porque nosotros vamos a darle dos mamas o dos papas cuando ellos lo que perdieron fue un padre y una madre».

 
¡Claro! ¿Así como ellos eligieron venir al mundo por un par de padres irresponsables que los abandonaron? Hay casos en el que los menores han decidido irse con un padre adoptivo del mismo sexo. Como el caso del norteamericano Chandler Burr. Justamente en ese sonado caso este periodista afirmó en una entrevista a El Espectador:
“Fueron cientos de niños colombianos de los que supe a través de Kidsave, un programa internacional de adopción en Colombia. La mayoría de estos niños provienen de unas condiciones que uno no se imaginaría. Mis hijos, José y Ángel, vivían en una casa de barro, sin agua potable, completamente desamparados y desnutridos. Los padres biológicos de José y Ángel, en ese entonces de 11 y 7 años, eran campesinos oriundos de un municipio a pocos kilómetros al sur de Mogotes, Santander, al cual sólo se podía llegar en burro. Fue allí donde crecieron desprotegidos durante años hasta que pasaron al cuidado del ICBF, luego de que tuvieron que ser llevados al hospital por un caso de desnutrición extrema. “José, el mayor, pasó cerca de un mes hospitalizado, estuvo a punto de morir”, explica Chandler.

No obstante, a pesar que sus hijos adoptivos querían estar con él, la Iglesia se opuso y fue un fallo de la Corte Constitucional la que le permitió en últimas la adopción.

«Ese día [cuando le quitaron a sus hijos] entendí que en Colombia el fanatismo religioso es serio y que pareciera que la división del Estado y la Iglesia no existiera. Le explico: ser gay es como ser zurdo, no hay nada malo empíricamente, mientras que el fanatismo religioso sí lo es, sólo basta ver el trato que les dan en la Iglesia a la mujer, el celibato, los anticonceptivos, que podrían salvar millones de vidas, todo por mantener un dogma que en muchas ocasiones, como en el caso de la adopción igualitaria conjunta, viola los derechos de los niños.»
Volviendo, al caso del foro, Monseñor Córdoba tampoco está de acuerdo con el matrimonio:
«Respetamos las uniones homosexuales, no las consideramos pecado pero para la iglesia no son matrimonio ni pueden llamarse familia».
 
¿Y si para la Iglesia Católica no es familia que más da? Para los Testigos de Jehová las transfusiones de sangre no son método médico válido y por eso no se va a cambiar la medicina. Justamente de eso se trata la laicidad, o la separación del Estado de las iglesias.

Lo curioso de los cambios sociales de la Iglesia es que ella siempre se ve obligada a realizarlos, no por iniciativa propia, sino por la presión de la sociedad liberada. No fue la Iglesia Católica la que llevó la bandera en la eliminación de la esclavitud, la democracia, el voto femenino, o la libertad de prensa. De hecho, la Iglesia se opusó con vehemencia a estas conquistas sociales en su momento. La Iglesia Católica y el cristianismo en general, son más un lastre que un motor para las libertades ciudadanas. De hecho, si este debate no se hubiese hecho en Bogotá sino en Uganda sin duda la posición del prelado católico es la de mantener la penalización de la homosexualidad. Por eso, es que me parece curioso como muchos gays y lesbianas de crianza católica prefieren seguir dentro de esa institución, en lugar de separarse de ella.

 

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