Recientemente, de la mano de la muy católica y jesuita Universidad de Deusto y haciendo de maestra de ceremonias la Vicepresidenta Sra. Calvo, se ha presentado, por parte del Fundación Pluralismo y Convivencia (la Fundación constituida por el Estado para financiar a las religiones minoritarias) y por la Federación de Municipios y Provincias la denominada red de ”Municipios por la tolerancia y la diversidad religiosa”, un tinglado que lo que pretende es ayudar a los municipios a “gestionar la diversidad religiosa”, como si el Estado o lo poderes públicos debieran de ocupar de esa gestión. España- como decía el inolvidable Gonzalo Puente Ojea- es un Estado criptoconfesional católico y lo es porque la Iglesia católica tiene muchísimos privilegios, similar a una iglesia oficial de Estado, y que la asociación Europa Laica ha cifrado los mismos en 11.000 millones de euros anuales.
En efecto, ni constitucionalmente ni en la realidad, el Estado español es aconfesional ya que la Constitución obliga, pese a existir una proclamación de aconfesionalidad, a todas las administraciones a colaborar con la iglesia católica y, además, el vergonzoso concordato de 1979 ha consolidado un sistema de relaciones iglesia- Estado amarrado a un pseudo Estado internacional que, además, consolida privilegios no compatibles con muchos principios constitucionales.
Ahora se quiere hacer creer que la tolerancia- un concepto más propio de la Edad moderna que de nuestro tiempo- es ayudar a las religiones para promocionarlas en los municipios. Pero ¿por qué se utiliza el termino tolerancia? Al ser nuestro país un estado criptoconfesional católico lo que se pretende es que las religiones minoritarias y sus organizaciones religiosas, especialmente las federaciones evangélicas e islámicas pasen a tener más espacio en la esfera pública, por eso la palabra “tolerancia”. Antes había café para una sola religión ahora se pretende para todas las religiones. De hecho, muchos de los privilegios de la iglesia católica fueron extendidos a las organizaciones de las religiones minoritarias a través de los denominados Acuerdos de Cooperación del año 1992, a la manera de mini concordatos. De tal forma que si el Estado, por ejemplo, se obliga a ofertar la catequesis católica en todo el sistema educativo (18.000 “profesores “de religión católica y cerca de 700 millones de euros anuales) ahora ya se extiende esta obligación a otras religiones minoritarias. Pero eso no es gestionar la diversidad sino reforzar un multiconfesionalismo estatal ajeno absolutamente al laicismo y la libertad de conciencia ya que fomentar el adoctrinamiento religioso entre los menores – y además con fondos públicos- es un atentado de primer orden a la libertad de conciencia de las personas y por supuesto a la neutralidad confesional que deberían guardar las instituciones públicas.
Pero lo que ha hecho a España más secular no ha sido el que se hayan dado más privilegios a las religiones minoritarias como el islam o el evangelismo sino la salida de la religión de millones de personas y especialmente de los jóvenes; ha sido el crecimiento de ateos y agnósticos los que verdaderamente ha hecho más secular a la sociedad y ello a pesar de todos los obstáculos del Estado, que sigue tratando a los ciudadanos como si fueran católicos o creyentes de una religión .Esa idea de que promocionar las religiones es promocionar la tolerancia es un disparate. Cuando mas se ha promocionado la religión es cuando el Estado se vuelve más intolerante. Además, esa idea de identificar las personas extranjeras con una religión o con una comunidad religiosa es también perjudicial para la salud de la Res publica. Cada vez más se utilizan términos religiosos para referirnos las poblaciones extranjeras y así se dice la “comunidad de musulmanes” en España refiriéndose los extranjeros del norte de África; los residentes extranjeros deben ser atendidos exclusivamente por esa cualidad y no por la pertenencia a tal o cual religión. Incluso la xenofobia ha tomado tintes confesionales y vemos como el partido católicofrancofascista VOX utiliza al islam para fomentar la xenofobia, pretendiendo, que el cristianismo es más civilizado que el islam o en todo caso ajeno a “nuestra “ cultura y enfrentado a inmigrantes latinoamericanos( supuestamente cristianos)con los del norte de África( supuestamente islámicos).La religión es algo privado y de la sociedad y lo que debe hacer el Estado y las administraciones es no inmiscuirse y los únicos limites deben ser los del orden público y los protegidos para garantizar los derechos de las personas ya que, desgraciadamente, en muchas religiones, es muy común violentar muchas libertades personales y derechos fundamentales . Al promocionar las religiones y más entre la población inmigrante fomentamos no la tolerancia sino el “comunitarismo” religioso donde los lazos de pertenencia a una comunidad religiosa se presentan casi tan relevantes como su pertenencia a una civilidad política.
Los municipios, en vez de promocionar las religiones y su diversidad, lo que deberían, en cuanto sistema institucional público, es mantener una neutralidad estricta no fomentando ni favoreciendo ni la enseñanza, ni la caridad, ni el culto de ninguna religión y en especial de la toda omnipresente religión católica. Lo que si deben garantizar es la libertad de creencias o no creencias de las personas. Pero un país que mantiene un sistema educativo segregado en razón de la religión y de la pertenecía la clase social no parece que sea un país muy tolerante. ¿Tolerancia?: ¿cuánta ha generado la iglesia católica con el dinero público? ¿se puede calcular? Hace poco nos enteramos que dinero de la Fundación Pluralismo y Convivencia ha podido llegar a manos de organizaciones islamistas. Nosotros no lo sabemos y no queremos estigmatizar a nadie, pero lo que no queremos es que el dinero público acabe en manos de las organizaciones religiosas; las iglesias perse no son tolerantes y más bien son un ejemplo, como muchas ideologías, de intolerancia.
El laicismo no es la promoción de las religiones; el laicismo es la indiferencia por parte de los poderes públicos de las religiones y supone la estricta neutralidad y la igualdad de los ciudadanos independientemente de las religiones que profesen. Los nuevos templos, las supuestas obras caritativas de las iglesias, los colegios confesionales, las universidades religiosas etc deben ser consideradas como instituciones privadas sin ninguna otra consideración. Esa idea de que las religiones y las iglesias son benéficas para la sociedad es ajena a la idea de modernidad y lo que sí es moderno es la garantía de la libertad de conciencia de las personas independientemente del credo o no que profesen
Los municipios más tolerantes serán aquellos que sean indiferente a las religiones. Las religiones son un asunto estrictamente de sus fieles y no de los gobiernos. ¿Queremos un Estado multiconfesional o un estado laico? Si queremos un Estado laico hay que luchar por él acabando, en primer lugar, con los privilegios económicos, políticos, sociales, simbólicos y de todo tipo que tiene la iglesia católica en nuestro país y no extendiendo los mismos a más religiones. Desde la presidencia del Gobierno, a través de la Sra. Calvo, parece que se quiere confundir la libertad de conciencia con los privilegios de las iglesias. No queremos municipios “tolerantes”, queremos municipios laicos reivindicando una tolerancia de verdad: la libertad de conciencia de las personas y su libertad de creer o no creer en nada, sin privilegios para la iglesia católica ni para otras religiones.