Un grupo de mujeres del colectivo Apostasía feminista trató de abjurar en el Arzobispado de Madrid el pasado 22 de marzo. El resultado concluyó con dos multas.
Ante la prohibición de todas las acciones del movimiento feminista por parte de Delegación del Gobierno en Madrid el pasado 8 de marzo, el colectivo feminista Apostasía feminista decidió organizarse por redes sociales para poder apostatar. Así, el 22 de marzo a las 10:30h. de la mañana, varias mujeres acudieron a las instalaciones de la calle Bailén: iban sin cartelería, sin llamar la atención y respetando todas las normas de seguridad sanitaria.
Unos días antes, habían llamado a la Delegación del Gobierno para saber si necesitaban permiso de concentración. Sumaban en total 12 personas: cinco mujeres que presentaban papeles nuevos y siete para ratificar. La Delegación del Gobierno les informó de que apostatar era una acto libre y de responsabilidad individual y que, si no eran más de 20 personas, no hacía falta comunicar nada.
Ana Mata, activista de este colectivo, salió aquella mañana del metro y fue acercándose hacia la puerta del arzobispado donde vio que, a parte de haber ya algunas mujeres, junto a la puerta había también una furgoneta del Cuerpo Nacional de Policía y varios agentes pidiendo la documentación. Mata preguntó a un agente cómo se habían enterado y les contestaron que lo habían sabido a través de las redes sociales y que la acción estaba prohibida. Los agentes les requirieron la documentación antes de acudir al registro del Arzobispado, a lo que algunas de las presentes se negaron y fueron sancionadas por ello.
“Les jode que las mujeres estemos cada vez más organizadas y que tengamos cada día menos miedo; aun así quieren seguir tratándonos como personas inseguras y nos quieren en donde quieren que estemos y no donde a nosotras nos apetece estar”
“Les jode que las mujeres estemos cada vez más organizadas y que tengamos cada día menos miedo; aun así quieren seguir tratándonos como personas inseguras y nos quieren en donde quieren que estemos y no donde a nosotras nos apetece estar”, afirma Ana Mata, que alega que las publicaciones que tienen en sus perfiles de redes no son nunca para hacer un llamamiento masivo, “es una información que toda mujer tiene derecho de conocer, pensar y decidir”.
El colectivo señala que el 6 de marzo de 2020 la Catedral de Oviedo fue cerrada para que las mujeres no apostataran mientras que en Jerez, el mismo día y año, tampoco pudieron hacerlo efectivo porque no estaba el notario eclesiástico. Apostasía feminista ya plantea que los siguientes pasos “ante esta privación de libertad”: enviarán una queja al Defensor del Pueblo, a la Delegación del Gobierno y recurrir a las sanciones de sus compañeras.
¿De dónde nace el movimiento?
En el verano del 2018, la Iglesia católica movilizó al senado argentino para que este votara en contra de la aprobación de la ley del aborto que finalmente salió adelante en diciembre de 2020 como una conquista del movimiento feminista. Pero, entonces, esta oposición provocó una reacción social inmediata: la apostasía colectiva feminista.
La apostasía es un acto individual, pero las feministas argentinas consiguieron transformarla en un acto político dando una respuesta colectiva bajo la consigna de “lo personal es político”. La acción de las argentinas inspiró a un grupo en Madrid que se decidió a llevar adelante la iniciativa.
Las apostarías colectivas se realizan en días señalados dentro de la lucha feminista, especialmente el 25 de noviembre y el 8 de marzo, inspiradas en una acción de feministas argentinas
Las apostarías colectivas se realizan en días señalados dentro de la lucha feminista, especialmente el 25 de noviembre, Día por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, y el 8 de marzo. La primera se organizó el 25 de noviembre del 2019, ocasión en la que varios grupos de mujeres acudieron a las tres Diócesis de Madrid (las de Alcalá, Getafe y Madrid capital).
La segunda se llevó a cabo el 6 de marzo de 2020 —ese año, el 8M fue no laborable—. En esa ocasión se sumaron además las Diócesis de Oviedo, en Asturias y Jerez de la Frontera, en Cádiz.
¿Por qué una apostasía feminista?
Las participantes en estas acciones argumentan que la Iglesia católica no las representa. “Reglamenta de forma obsesiva lo que tenemos que hacer, cómo tenemos que comportarnos, controlando nuestros cuerpos, reduciendo la sexualidad al papel de procreadoras, condenando el aborto, el divorcio y negando la diversidad sexual”, lamenta el colectivo madrileño Apostasía feminista.
El colectivo considera que “la moral patriarcal de la Iglesia católica contribuye a perpetuar las violencias machistas, negando el abuso, legitimando a los hombres como dueños de nuestros cuerpos y liderando el discurso contra la mal llamada ideología de género” y señalan al discurso “misógino y patriarcal de la Iglesia católica que intensifica las trabas y resistencias a que se produzca un cambio de modelo económico que nos permita el desarrollo profesional y laboral y una redistribución del trabajo de cuidados entre hombres y mujeres”.