La polémica está servida. Hace tiempo que se ha excluido a las mujeres de las mezquitas, pero esto no se corresponde con la tradición del islam. El Corán prescribe la plegaria para todos los fieles y en ningún momento habla de separación de sexos ni de que las mujeres tengan que rezar en privado.
Los primeros tratados islámicos recogen instrucciones sobre cómo deben colocarse los fieles en las mezquitas para regular la coexistencia de ambos sexos: los hombres delante y las mujeres detrás. Pero algunos hombres llegaban tarde y hallaban el paso cortado por filas de mujeres y se consideró que la plegaria de los hombres situados detrás de las mujeres no tenía valor. Más adelante, se consideró perturbadora la presencia de la mujer y se decidió que si esta distraía la mente de los fieles durante las plegarias era mejor que se quedara en casa. Por eso algunos se amparan en un hadiz atribuido al profeta —"no impidáis que vuestras mujeres vayan a la mezquita, pero es mejor que recen en casa", dice—y en que así tienen más tiempo para dedicarse a la familia y el hogar. Hay que recordar que hasta hace poco en las iglesias católicas españolas los hombres se colocaban a un lado y las mujeres al otro, y que todavía no hay sacerdotes mujeres. Algunos musulmanes no están tan alejados del Vaticano.
Dolors Bramon. Profesora de Estudiso Islámicos (UB)