En la segunda parte de la clase de historia dedicada a la herencia política de Benito Juárez García (1806-1872), el presidente Andrés Manuel López Obrador destacó la lucha anticlerical del Benemérito de las Américas para crear una república laica que separara el poder público del clerical y eliminara los privilegios de una minoría prepotente y conservadora.
El mandatario relató, a partir de la lectura de su libro ¡Gracias!, que Juárez proclamó el 7 de julio de 1859 en Veracruz las Leyes de Reforma, con las que se estableció la división entre la Iglesia y el Estado; además, expropiaron al clero las riquezas que poseía, sobre todo grandes extensiones de tierras que, posteriormente, fueron adquiridas por hacendados y aspirantes a latifundistas convertidos en liberales.
Despertar la ambición de propietarios privados de ese entonces para que se quedaran con los bienes o las tierras acaparadas por el clero, dijo, “ayudó mucho a la causa de la reforma”.
“Esto fue decisivo para consumar el milagro del triunfo de los progresistas contra los conservadores, un logro como ningún otro en el mundo. (…) Un puñado de liberales juaristas venció a un poderoso y omnímodo adversario. Es como si David hubiese vencido a Goliat”, agregó.
Destacó que esta hazaña de Juárez y sus cercanos fue resultado de la prudencia, la sabiduría y sobre todo una “estrategia política magistral”.
El jefe del Ejecutivo narró en conferencia matutina que Juárez procuró diferenciar lo anticlerical de lo antirreligioso porque sabía que su apuesta corría el riesgo de ser interpretada como un agravio a las creencias del pueblo. La religiosidad y la libertad de creencia, según sus principios, debían quedar a salvo. Por eso, al tener conocimiento de los sentimientos de la gente empleaba en sus discursos expresiones místicas y religiosas.
“Su lucha era contra el clero, una corporación que acaparaba más que nadie los bienes materiales del país; casi todas las tierras estaban controladas por el clero. Además, mantenía sometida las conciencias y era dueña en los hechos del poder público”, añadió.
En su lucha por la libertad y la República, refiere el presidente en su libro, Juárez jamás cedió ni renunció a sus ideales; siempre mantuvo la convicción de servir a la patria. La fe en la causa, “lo hacía inmune a todos los ataques, ignoraba el desaliento”.
A partir del trabajo documental que ha hecho el presidente sobre la historia de México y que ahora dedica a la juventud, narra en su más reciente publicación que los adversarios de Juárez lo calificaban como un general mediocre en el campo de batalla, mal jinete y mal tirador. Sin embargo, “le reconocían el genio de la adivinación porque lo prevenía todo”.
En el libro ¡Gracias!, el jefe del Ejecutivo evoca la novela histórica de Fernando del Paso, ‘Noticias del Imperio’, en la que el escritor imaginó un diálogo entre Juárez y su secretario:
«—Yo lo único que sé montar bien es mula, Señor Secretario. Pero después de todo, las mulas saben andar mejor que los caballos por caminos muy difíciles sin desbarrancarse, ¿no es cierto?
—Así es, Don Benito.
[Y el presidente continuaba con su reflexión].—A veces, cuando pienso en todos esos libertadores de nuestra América: Bolívar, O’Higgins, San Martín o hasta el propio Cura Morelos, me digo: todos ésos fueron próceres a caballo. Pero si tú pasas un día a la historia, Benito Pablo, vas a ser un prócer a mula…
—Pero como usted ha dicho, don Benito, las mulas llegan más lejos.
—No, es usted quien lo ha dicho, Señor Secretario. Las mulas llegamos más lejos.
—Perdón, don Benito, yo no quise…
— Usted no me replique. Así es: las mulas llegamos más lejos.»
El presidente afirmó en Tamaulipas que “en vez de estar buscando doctrinas filosóficas sólo en el extranjero, hay que guiarnos por nuestros héroes que fueron excepcionales. México tiene una fecunda historia política, por nuestros mártires, por nuestros héroes”.
Adelantó que mañana, 8 de marzo, presentará la tercera parte de la vida y obra de Benito Juárez durante la conferencia de prensa desde Michoacán.
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