Ha ocurrido en Alemania.
Florian Schröder, un hombre de 53 años de Pinneberg (Alemania), cerca de Hamburgo, trató el año pasado de darle una agradable sorpresa a los niños de una guardería al poner a escondidas un árbol de Navidad delante del centro.
Schröder ni siquiera consultó a la guardería (creyendo que su gesto sería tomado como algo positivo). Y ese fue su gran error. La guardería le denunció y el tribunal de distrito de Hamburgo le ha condenado a pagar una multa de 3.000 euros.
La sentencia, a la que ha tenido acceso el medio de comunicación alemán Bild, señala al respecto que Florian Schröder “invadió una propiedad ajena vallada (…) para colocar allí un árbol de Navidad a sabiendas de que la dirección de la guardería no lo había colocado deliberadamente y no aprobaría que se entrara en ella o se colocara”.
Y, efectivamente, la guardería había decidido no poner el árbol de Navidad por una razón. “Lo decidimos como equipo porque no queremos excluir a ningún niño ni a su fe, en el espíritu de la libertad religiosa”, se explicó desde el centro en un correo electrónico enviado a los padres.
No obstante, el hombre ya ha anunciado que va a recurrir la decisión judicial. “Queríamos hacer felices a los niños en Navidad, y por eso hemos vuelto a los tribunales. Para nosotros, un árbol de Navidad y los ojos brillantes de los niños no son un delito, sino un signo de esperanza”, ha subrayado Schröder, en declaraciones a Bild.