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Metro moviliza a sus conductores jubilados para la visita del Papa

La empresa pública cambia turnos a los empleados parciales que trabajan 45 días al año y pide “voluntarios” a los que ofrece 100 euros extra por jornada

Una previsión de más de un millón de visitantes trastoca los planes de cualquier ciudad. La llegada a Madrid de Benedicto XVI y de los peregrinos que participarán en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) del 16 al 21 de agosto supone ceder colegios públicos e institutos, cambiar vacaciones a policías, bedeles de centros escolares y personal sanitario, y movilizar a toda la plantilla posible para garantizar el traslado de los visitantes. En el caso de Metro de Madrid, necesita más conductores de los que tiene en vacaciones y ha pedido ayuda tanto a los jubilados parciales -aquellos que trabajan 45 días al año- como a "voluntarios", a los que ofrecen 100 euros por jornada a cambio de que renuncien a sus días libres. Los sindicatos piden a los conductores que no colaboren "con esta farsa".

En un comunicado titulado La gran visita y firmado por cinco sindicatos (Conductores, UGT, CC OO, Solidaridad Obrera y Sindicato Libre), señalan que "para eventos de esta clase no se escatima en gastos presupuestarios", mientras denuncian que parte de su convenio colectivo se está incumpliendo. "No tenemos nada en contra de la visita del Papa, el problema es que la empresa pide colaboración sin darla", explica Enrique Girón, secretario general del Sindicato de Conductores de Metro, que aglutina al 80% de los 2.000 maquinistas de la empresa. Sus reivindicaciones son que se consolide la productividad en las nóminas y que se adelante el incremento del IPC.

Los conductores del metro tienen una ventaja respecto al resto de trabajadores públicos, que han tenido que cambiar las vacaciones sin percibir gratificaciones. Girón ve un riesgo de "agravio comparativo" en los 100 euros que ofrece la empresa a los voluntarios "porque habrá conductores que reciban distintas remuneraciones por el mismo trabajo".

La visita del Papa, según estimaciones del Consorcio Regional de Transportes de Madrid, requerirá reforzar el servicio de autobuses urbanos con 100 coches más y sumar hasta 50 trenes diarios a los 200 que circulan en un día normal de agosto.

Las jornadas más complejas para el transporte público serán la de los actos previstos durante los días 20 y 21 de agosto en los terrenos del aeródromo militar de Cuatro Vientos, que el Ministerio de Defensa ha cedido para la visita; y en la que se prevé una vigilia, el sábado por la noche, a la que seguirá una misa oficiada por el Papa el día 21.

Metro explica que el servicio de esos días se cubrirá con los trabajadores del turno de agosto, con jubilados parciales a los que se avisó con dos meses de antelación, como marca la ley, y con "voluntarios", de los que no ofrece una cifra. Según estimaciones de los sindicatos, se necesitarán unos 600 conductores extra -un centenar al día- para atender el servicio durante las jornadas.

La empresa del suburbano tampoco indica cuál será el coste de incrementar el servicio y la plantilla durante esta semana de fastos. Lo que asegura un portavoz es que esperan cubrir gastos porque el aumento de usuarios conlleva un incremento de ingresos.

La Consejería de Transportes ofrecerá dos títulos de transporte específicos para los participantes de la JMJ, según anunció el consejero, Antonio Beteta. Uno será de una semana de duración y otro más limitado. La consejería no ha facilitado aún qué cantidades pagarán los peregrinos por esos abonos. Pero aclara que contará con patrocinios de empresas privadas, "de tal manera que no supondrá coste alguno para las arcas de los contribuyentes", según dijo Beteta.

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