Ya sé que me estoy poniendo cansino, pero no me entra en la cabeza que tantas universidad españolas, uno de cuyos principales objetivos debería ser la erradicación de todo tipo de supersticiones mediante la difusión del pensamiento crítico, hagan precisamente todo lo contrario.
Me entero a través de Ismael Pérez Fernández, director ejecutivo de ARP-SAPC y editor del blog Homínidos, de que ahora es la Universidad de Alcalá la que se desmelena con su curso 'Especialización en aplicaciones terapéuticas del Qi-Gong', una de esas "medicinas" tradicionales chinas antiquísimas que explican la elevadísima esperanza de vida de que disfrutaban los afortunados chinos hasta que llegaron los batasblancas occidentales con sus vacunas y sus antibióticos y perdieron su inmaculado paraíso de salud (ironía, sí). En la página del Instituto Internacional de Qi Gong pone:
"El Qi Gong es una gimnasia energética, para la salud y la longevidad. Forma parte de la Medicina Tradicional China, junto con la Acupuntura, la Moxibustión, el Tui Na (masaje), la Dietética y la Farmacopea.
Mmmm. Energía natural del universo, dominio de la energía, arte corporal, mundo interior, esencia, reequilibrar y armonizar… Qué queréis que os diga, que no veo por ningún sitio cómo luchar con tan chiripitifláutica terapia contra las causas reales de la enfermedad, esos cuentos de la medicina de verdad: microorganismos, desarreglos genéticos, falta de alguna vitamina, engrosamiento de las arterias, crecimiento tumoral y demás.
En definitiva, que Ismael se ha tomado la molestia de preparar una petición en Actuable por la retirada del curso:
————————————————-
Estimado Mgfco. Rector, le escribo en relación al curso "Especialización en Aplicaciones Terapéuticas del Qi-Gong", que, a merced de lo publicado en el programa del mismo, da el espacio y el respaldo de una institución educativa pública a prácticas pseudocientíficas, dotándolas de una autoridad y una credibilidad que pueden poner en riesgo la salud de los ciudadanos al hacer creer a éstos que pueden confiar en unas técnicas que no han demostrado científicamente su validez terapéutica. No sólo eso, además se corre el riesgo de dotar a profesionales de un pseudoconocimiento que les hará creer en ideas y terapias infundadas, haciéndoles buscar las causas de las enfermedades y su posible solución en supersticiones disfrazadas de ciencia.
La tendencia a considerar que cualquier terapia, idea, “teoría” por el hecho de ser milenaria o por tener un nombre de apariencia científica es válida, es una falacia habitual pero no por ello admisible; menos aún en un curso impartido por una universidad pública como es la Universidad de Alcalá de Henares. La esperanza de vida media actual, muchos enteros por encima de la de hace simplemente un siglo -que decir comparada con la de hace miles de años- se debe a que tenemos una medicina basada en ciencia, es decir, en un conocimiento basado en la evidencia. Y esta es la clave del asunto, los fundamentos del Qi-Gong se arraigan en el concepto de Chi, es decir, una energía vital según la tradición oriental. Pero la tradición no es ciencia. Sabemos, gracias a la investigación científica que no existe tal cosa como la energía vital o sucedáneos. Enseñar estos conceptos como ciertos y eficaces es retroceder varios siglos al cuando se desconocía la química y se creía que lo característico de los organismos vivos era una energía especial, la energía vital.
No hay estudios en la literatura científica que avalen la existencia del Chi. La experiencia personal, como bien usted sabrá, no es un aval válido para cualquier terapia o tratamiento que se precie. Si la medicina ha avanzado es gracias a que se basa en pruebas y no en un compendio de tradiciones aglutinadas de forma acrílica.
Queremos expresar, por lo tanto, al Rector Magnífico de la Universidad Pública de Alcalá de Henares, nuestra opinión y solicitarle que retire el curso y que establezca unos mínimos criterios científicos a la hora de hacer los cursos de especialización.