La Iglesia Católica tuvo mucha influencia en la educación durante elfranquismo no sólo en lo referido al adoctrinamiento en los colegios sino también en otros aspectos más cotidianos como, por ejemplo, el papel de la mujer en su relación con el hombre. A las mujeres españolas se las educó en el sometimiento al marido y a inculcarlas la idea de inferioridad que se proclama en la doctrina cristiana. Un ejemplo de ello lo tenemos en la Guía de la buena esposa editada por la Sección Femenina de la Falange. Este texto tenía un subtítulo muy esclarecedor: 11 reglas para mantener a tu marido feliz. Sé la esposa que él siempre soñó. Realmente no eran 11, sino 12 los ítems. Son estos:
- Ponte en sus zapatos. No te quejes si llega tarde, si va a divertirse sin ti o si no llega en toda la noche. Trata de entender su mundo de compromisos y de presión y su verdadera necesidad de estar relajado en casa.
- Escúchalo. Puede que tengas una docena de cosas importantes que decirle, pero a su llegada no es el mejor momento para hablarlas. Déjalo hablar antes. Recuerda que sus temas son más importantes que los tuyos.
- Procura verte feliz. Regálale una gran sonrisa y muestra sinceridad en tu deseo de complacerlo. Tu felicidad es la recompensa por su esfuerzo diario.
- Minimiza el ruido. A la hora de su llegada apaga la lavadora, secadora y aspiradora e intenta que los niños estén callados. Piensa en todo el ruido que él ha tenido que soportar durante su pesado día de oficina.
- Prepara a los niños. Cepíllales el cabello, lava sus manos y cámbiales la ropa en caso de ser necesario. Son sus pequeños tesoros y él los querrá ver relucientes.
- Hazlo sentir en el paraíso. Durante los meses más fríos del año debes preparar la chimenea antes de su llegada. Tu marido sentirá que ha llegado a un paraíso de descanso y orden. Esto te levantará el ánimo a ti también. Después de todo, cuidar de su comodidad te brindará una enorme satisfacción personal.
- Arregla tu casa. Debe lucir impecable. Haz una última ronda por las principales áreas de la casa justo antes de que tu marido llegue.
- Sé dulce e interesante. Su aburrido día de trabajo quizá necesite mejorar. Tú debes hacer todo lo posible por hacerlo. Una de tus obligaciones es distraerlo.
- Luce hermosa. Descansa 5 minutos antes de su llegada para que te encuentre fresca y reluciente. Retoca tu maquillaje, ponte un listón en el cabello y luce lo mejor posible para él. Recuerda que ha tenido un día duro y sólo ha tratado con compañeros de trabajo.
- Ten lista la cena. Planea con tiempo una deliciosa cena para su llegada. Esta es una forma de dejarle saber que has estado pensando en él y que te preocupan sus necesidades. La mayoría de los hombres están hambrientos cuando llegan a casa.
- No te quejes. No lo satures con problemas insignificantes. Cualquier problema tuyo es un pequeño detalle comparado con lo que él tuvo que pasar.
- Hazlo sentir a sus anchas. Deja que se acomode en un sillón o se recueste en la habitación. Ten una bebida caliente lista para él. Arregla su almohada y ofrece quitarle sus zapatos. Habla con voz suave y placentera.
Han pasado más de 50 años de esta publicación machista y misógina que no busca otra cosa que hacer ver a la mujer que es una posesión más del marido y que es un ser claramente inferior a él cuya única misión en la vida es la de darle satisfacción, es decir, que la mujer debe someterse totalmente al hombre. Este modo de ver la relación entre sexos es exactamente la misma que existía entre los neandertales cuando las hembras se quedaban en la cueva cuidando a los hijos y realizando tareas de recolección mientras que los machos salían a cazar. Sin embargo, la Iglesia Católica sigue manteniendo la misma mentalidad misógina. Lo vemos cada cierto tiempo con declaraciones de los jerarcas en las que insisten en que el papel de la mujer es la de someterse al hombre, como afirmó Rouco Varela en uno de sus misas-mitin de la plaza de Colón de Madrid, o que el lugar de la mujer en la sociedad está en el hogar, como dijo Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, o que la violencia machista se produce porque las mujeres quieren divorciarse, palabras éstas del arzobispo de Toledo. El propio Papa Francisco, que tan liberal parece, en lo referente al papel de la mujer en la Iglesia Católica no ha hecho ningún movimiento para sacarlas del papel secundario que tienen en la actualidad.
Para que una pareja se case por el rito católico es obligatorio realizar un curso de preparación para el matrimonio donde se les adoctrina sobre el significado del sacramento donde se sustancia la relación entre el hombre y la mujer. En esoscursillos se inculcan una serie de conceptos claramente misóginos y machistas. Uno de los aspectos que se destaca es que «La profesión de la mujer seguirá siendo “sus labores”, “su casa”, aunque trabaje fuera». En el texto se deja caer que nada es más importante para la mujer que las labores del hogar y que el hombre no puede realizar esas funciones porque «El hombre es capaz de hacer un trabajo duro de durante varias horas, tal vez durante varios meses. Esto explica por qué siente la necesidad de arrellanarse en la butaca al volver del trabajo; no obedece necesariamente a pereza o indiferencia el que no se ponga inmediatamente a ayudar a su mujer en los trabajos de la casa». Un mensaje muy similar al de la Guía de la buena esposa, incluso en lo referente a los temas de conversación que se deben tratar en las conversaciones de la pareja: los temas serios los trata el hombre, los superficiales la mujer.