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Los yihadistas dejan sin agua a los «infieles» de Mosul

El Estado Islámico corta los suministros de agua, luz y gasolina en los territorios dominados El bloqueo se suma a las amenazas de muerte contra los cristianos Más de 30.000 personas afectadas y mil familias desplazas

En su intento de someter a la población de la ciudad de Mosul y otras localidades de la provincia septentrional de Nínive, el radical Estado Islámico (EI) ha dejado sin agua, luz y gasolina a los que aún no se han puesto de su lado.

La situación es trágica en varias zonas de Nínive dominadas por los extremistas, donde a la falta de servicios básicos se une el aumento de los desplazados internos, incluidas las familias de cristianos que han abandonado esta semana Mosul tras ser amenazados de muerte por el EI si no se convertían al islam.

Desde que los insurgentes suníes, incluidos los combatientes del EI, se hicieran el pasado 10 de junio con el control de esa ciudad, la segunda del país, la falta de combustible y los cortes de electricidad han sido una constante en esa población sitiada y bajo el férreo control de los yihadistas. Y ahora se suma la interrupción del funcionamiento de las instalaciones encargadas de bombear agua a la ciudad.

La falta de agua potable está afectando, en especial, a los distritos de Al Hamdaniya, Bashika y Bartala, ubicados al sur de Mosul y habitados en su mayoría por cristianos y chiíes.

El bloqueo es un castigo a esos ciudadanos "infieles" que, por su religión, no han jurado lealtad a Abu Bakr al Bagdadi, jefe del EI y máxima autoridad del "califato islámico" declarado por ese grupo en los territorios que domina en Irak y Siria.

Aumenta el peligro de epidemias

En el distrito de Talkif, al norte de la ciudad y de predominio cristiano, los combatientes radicales cortaron definitivamente el agua potable hace trece días.

"No hay agua potable suficiente y este problema llevará a una catástrofe humanitaria en la zona, a menos que las organizaciones internacionales u organismos oficiales actúen con rapidez para salvar a este pueblo del castigo de los hombres armados", asegura Taher Al Mufti, presidente de una asociación local de derechos humanos.

En esa zona viven más de 30.000 personas, a las que hay que sumar las mil familias desplazadas el pasado mes por el aumento de la violencia en Mosul.

Por su parte, el director del complejo sanitario de Talkif, Yunes Ramadán, ha asegurado que "el calentamiento de los pozos y el uso de agua de origen desconocido o no apto para el consumo están causando diferentes enfermedades, que amenazan con convertirse en epidemias en el norte de Irak", ya que en su hospital se ha registrado un aumento significativo de casos de diarrea aguda.

"La propagación de epidemias y enfermedades pondrá en peligro a más de 6.000 niños, que podrían contagiarse con el cólera si continúa la escasez de medicamentos y antibióticos", ha afirmado Ramadán.

El Ejército iraquí, también responsable

No solo los insurgentes han contribuido a la escasez de agua en la ciudad. Antes de la caída de Mosul, el Gobierno iraquí finalizó un proyecto de renovación de las instalaciones principales de agua para bombear a diario unos 16.000 metros cúbicos de agua por hora.

Hace unos días el lugar fue bombardeado por los aviones de guerra del Ejército iraquí, lo que llevó a la interrupción del bombeo de agua a la ciudad y a otros distritos cercanos.

cristianos Irak 2014

Cristianos iraquíes rezan en la iglesia de Mar Afram, en la ciudad de Qaraqush, Nínive. REUTERS

 

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