Aunque nos pueda parecer una broma de mal gusto no lo es, la Audiencia Nacional ha dictado auto de prisión incomunicada y sin fianza para los “peligrosos” titiriteros que supuestamente enaltecieron el terrorismo durante el espectáculo que se ofreció en la Villa y Corte de Madrid.
Han ingresado en el Centro Penitenciario de Soto del Real tachados de delincuentes, anti sistema, por ser supuestamente alabadores de prácticas que ponen en peligro la convivencia social, pero sobre todo por crear el pánico. Porque en eso consiste el terrorismo: La ejecución de acciones violentas encaminadas a subvertir el orden establecido a través del miedo.
Pues sí, los magistrados han hallado en la representación de las marionetas indicios suficientes como para inculpar a los autores de algo tan grave como el “enaltecimiento del terrorismo”.
Repasando la obra, el guión, el atrezo, la música y las danzas de los muñecos no se percibe nada que sea más peligrosos que los Lunis o los Simpson, pero algo han debido encontrar los jueces que se escapa a nuestra percepción de los asuntos jurídicos. Me resisto a creer que sea el cartel de Gora Alka – Eta, porque – sin ánimo de frivolizar con un tema tan serio – de ser así estamos jodidos cada vez que los viejos nombremos a la vieja pes – Eta, hagamos referencia a las alcahu –Etas o nos de por irnos de var – Etas. Si la cosa va por el “al”, tendremos que dejar de nombrar la Al-hambra, no podremos comer al – cachofas y será delito tener en casa al – fombras.
No, no debe de ser la terminología de la escritura de las pancartas, tiene que ser algo de más enjundia, quizás el meollo radique en el argumento:
Una mujer en régimen de alquiler se resiste a una violación por parte de su casero…No creo que sea este el motivo, salvo que la dama lleve pantalones muy ceñidos en cuyo caso está pidiendo a gritos la violación y en consecuencia los magistrados opinen que su negativa a ser forzada es un desacato al veredicto de juzgados que se posicionaron en contra de las perversas provocadoras. Esta desobediencia – por parte de la mujer – puede derivar en un malísimo ejemplo para los pequeños pueden pensar los jueces.
La muerte del violador… tampoco parece de extrema gravedad, todos los días hay muertos en las noticias y no se prohíben los telediarios por escandalizar a las criaturas.
El resultado de la agresión es un embarazo no deseado, esto puede ser el motivo ya que como son defensores de los derechos de la mujer (sobre todo los jueces lectores de “La Razón y El ABC”), no deben de entender que la protagonista no aborte. Pero… que alguien no haga uso de sus derechos no es un delito, ¿O sí?
Nacido el niño, la iglesia intenta secuestrar al bebé para darle cristiano uso al neonato, lo mismo que ha pasado en España hasta bien entrados los años ochenta del pasado siglo según manifiestan los denunciantes de niños robados. Esto tampoco es una novedad que pueda herir susceptibilidad jurídico/mediático alguna.
La pobre madre se defiende como puede contra la Iglesia y se enfrenta con su brazo armado: La policía corrupta ¿Será por insinuar que puede haber eclesiásticos infames y policías corruptos? Tampoco parece que pueda ser esta la cuestión. Es una locura pensar que el motivo sea denunciar hechos que se han repetido en España con absoluta impunidad desde la noche de los tiempos.
Eliminados las causas anteriores ¿Qué queda? Pues habrá que retornar al cartel que, según el guión, coloca la policía para poder inculpar a la madre violada.
Esto debe de ser lo que los Magistrados de la Audiencia Nacional han visto como delito, les debe resultar inadmisible que se haga una representación denunciado las posibles manipulaciones policiales para camuflar abusos de los amos. Casualmente de eso se trataba la obra, de ejercitar una denuncia social.
El revuelo informativo ha provocado la comparecencia de la alcaldesa de Madrid pidiendo perdón por sus pecados, por los de la concejala de cultura y por todo bicho viviente del Ayuntamiento que hubiera tenido que ver con la dichosa farándula y Manuela califica la representación de espectáculo deleznable y el auto de prisión de exagerado, su intervención recuerda en demasía al juego de la siete y media: Por un lado se pasa y por el otro no llega.
¿Por qué deleznable? ¿Por el guión? ¿Por el horario? ¿Por el público?
La obra es tan clásica como casi todas las dirigidas a la infancia, unos malos malísimos que hacen la vida imposible a unos buenos que al final ganan, salvo que en esta ocasión los malos no son dragones ni brujos perversos, en este caso son poderes fácilmente identificables hasta para un niño. Los malos son el casero que puede ser perfectamente cualquier banco, este tipejo pretende abusar de la inquilina, como sucede casi todos los días en España con los desahucios. Los acontecimientos se tuercen para el abusador y acuden otros poderes (Iglesia, policía, judicatura) para castigar a la disidente. O sea, lo normal.
Afortunadamente pierden todos los malos y ganan los buenos, igual que en la mayoría de los cuentos infantiles salvo, porque en esta ocasión, el bueno es una mujer en lugar de ser un príncipe montado en un caballo blanco ¿Dónde radica lo deleznable? Ah sí, esta vez los malos pueden tener caras y apellidos fácilmente identificables.
Y ¿el auto de prisión es solo exagerado? Carmena es jurista y seguro que de esto sabe bastante, tan solo le vamos a recordar que el juez Elpidio Silva (con bastantes más pruebas) envió a prisión a Blesa y le costó la carrera, el juez Garzón inició la Gürtel y está fuera de la judicatura. El caso Gürtel ha derivado en el paradigma de la corrupción y Blesa está híper imputado, tanto Garzón como Elpidio siguen expulsados de la carrera judicial ¿seguro que no hay otra calificación jurídica para el decreto de prisión de los titiriteros dictado por la Audiencia? Si Manuela reflexiona seguro que se le ocurre alguno, después tiene que atreverse a decirlo en voz alta y clara.