El régimen talibán ha emitido una nueva directiva que obliga a que todas las organizaciones no gubernamentales, nacionales y extranjeras, despidan a su personal femenino.
El régimen talibán en Afganistán continúa restringiendo los derechos de las mujeres al ordenar que todas las organizaciones no gubernamentales, nacionales y extranjeras, despidan a su personal femenino, bajo amenaza de cierre.
El Ministerio de Economía del régimen talibán anunció una directiva que obliga a todas las ONG a prescindir de las mujeres en sus plantillas. En un comunicado difundido en redes sociales, el régimen advirtió que cualquier organización que incumpla esta norma enfrentará la suspensión de sus actividades. “En caso de que no cooperen, se suspenderán todas las actividades de la parte infractora”, enfatizó el ministerio.
Esta medida se suma a una serie de prohibiciones que han limitado drásticamente los derechos y libertades de las mujeres desde el regreso de los talibanes al poder en agosto de 2021, tras la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán. Desde entonces, las niñas han sido excluidas de la educación secundaria, y las mujeres han enfrentado restricciones laborales, excepto en casos muy específicos que se van reduciendo.
La decisión de los talibanes amenaza con agravar la crisis humanitaria en Afganistán. A principios de este mes, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas alertó sobre un aumento en las restricciones a las trabajadoras humanitarias. Según Tom Fletcher, alto funcionario de la ONU, no solo se les está impidiendo realizar su labor, sino que también ha crecido el número de detenciones de personal de ONG, tanto hombres como mujeres.
Además de la prohibición laboral, el líder talibán Haibatulá Ajundzadá ha impuesto normas arquitectónicas destinadas a limitar aún más la visibilidad de las mujeres en espacios públicos. Desde ahora, los edificios no podrán contar con alféizares que permitan a las mujeres sentarse o pararse, y las ventanas de las casas privadas no deben dar a patios, cocinas u otras áreas donde puedan ser vistas. Si esto ocurre, los propietarios deberán instalar muros, cercas o mamparas para bloquear la vista.
Estas medidas tienen como objetivo eliminar casi por completo la presencia pública de las mujeres en Afganistán, según analistas internacionales. La exclusión de las mujeres de la fuerza laboral en las ONG no solo afecta su sustento, sino que también pone en peligro la eficacia de los programas de ayuda humanitaria, especialmente aquellos dirigidos a atender a la población femenina y sus familias.
La comunidad internacional ha condenado enérgicamente estas políticas. Organizaciones humanitarias y gobiernos de todo el mundo han advertido que estas restricciones podrían provocar un colapso aún mayor en un país que ya enfrenta una grave crisis económica y social. Sin embargo, los talibanes parecen decididos a seguir adelante con sus medidas, a pesar del aislamiento y las sanciones internacionales.
El continuo endurecimiento de las políticas contra las mujeres subraya la naturaleza represiva del régimen talibán. La eliminación de su presencia en el ámbito laboral y público no solo pone en riesgo los derechos humanos, sino que también complica los esfuerzos para abordar las necesidades urgentes de una población en crisis. Afganistán sigue siendo un país atrapado en el retroceso de sus logros sociales, con un régimen que prioriza el control ideológico sobre el bienestar de sus ciudadanos.
