El Ejecutivo quiere limitar la influencia de Marruecos en las instituciones musulmanas del país. Un tercio del millón de fieles carece de representación
La pasada semana fallecía, mientras oraba en Córdoba, Mansur Escudero, una de las figuras destacadas del islam en España. La pérdida de tan emblemático portavoz, cuando su carrera estaba todavía en ascenso, añade aún más incertidumbre a lapugna que las organizaciones que representan a los musulmanes en España mantienen desde hace una década por legitimarse como interlocutores con el Estado.
El fallecido presidente de la Junta Islámica fue, durante años, cabeza visible de la Feeri, una de las dos instituciones la otra es Ucide que forman parte de la Comisión Islámica Española (CIE), entidad interlocutora con el Estado y que suscribió los Acuerdos de colaboración de 1992. Años después de producirse aquella alianza con la Administración, y debido a la, a su juicio, excesiva influencia de Marruecos en la Feeri, Mansur salió de la misma y fundó la Junta Islámica.
La reciente muerte de Mansur Escudero suma incertidumbre al proceso
Falta de representación
En los últimos años, debido tanto al efecto de la inmigración como a los nacimientos de españoles musulmanes, cada vez son más los organismos islámicos que no se sienten representados con la actual configuración.
En la actualidad, y según datos oficiales, la Ucide, presidida por el sirio Riay Tatary, representa a algo más del 55% de las 800 comunidades islámicas inscritas ante el Ministerio de Justicia (otras 300 no están regularizadas). En total, el número de musulmanes residentes en el país es ya de 1.145.424 , según la Ucide.
Dos asociaciones acaparan hoy día la interlocución con el Estado
Feeri, por su parte, apenas representa el 8%, lo que deja fuera de la CIE y de la toma de decisiones al menos al 32% de los musulmanes españoles. Una cifra que, además, va creciendo día a día.
La consecuencia es que hay varios centenares de miles de musulmanes en España que hoy día no se sienten representados en la CIE, especialmente por la Feeri, cuyas posturas se han radicalizado en los últimos tiempos, mostrándose excesivamente cercanas a los intereses pro marroquíes (especialmente en Ceuta y Melilla).
"La actual organización no da respuesta a las necesidades de las propias comunidades musulmanas", reconoce José Manuel López, director de la Fundación Pluralismo y Convivencia, encargada, entre otras cuestiones, de la financiación de las confesiones minoritarias.
El Gobierno aspira a impulsar el cambio en las próximas semanas
Desde hace un año, el Estado está tratando de modificar la estructura de la CIE, para dotarla de una mayor representatividad y para fomentar el auge de organismos a nivel autonómico que, con el frenazo a la reforma de la Ley de Libertad Religiosa, cobrarán mayor relevancia en la toma de decisiones referentes, por ejemplo, a las clases de islam en las escuelas públicas, la cesión de terrenos para la construcción de mezquitas, así como la reserva de lugares de enterramiento según el rito islámico.
700.000 euros en el aire
En este tiempo, y como quiera que la CIE no ha alcanzado un acuerdo para la reforma de sus estatutos, la Fundación Pluralismo y Convivencia ha paralizado las subvenciones a esta institución, cifradas en torno a los 700.000 euros anuales.
El fenómeno está cada vez menos ligado sólo a la inmigración
Continúan, no obstante, las ayudas a proyectos educativos, sociales y de integración, que en 2009 alcanzaron un montante algo inferior al millón de euros.
Una de las principales reivindicaciones de los musulmanes en España es que las comunidades autónomas doten de más profesores de islam a las escuelas. Su presencia se limita a algunas provincias. En total, una cincuentena de maestros se encarga de la formación de 150.000 alumnos, según el último informe anual de la Ucide.
Desde el Gobierno se quiere impulsar la nueva realidad de las comunidades islámicas, que ya no están participadas exclusivamente como sucedía en la década de 1990, cuando las cifras de musulmanes en España apenas alcanzaban los 150.000 ciudadanos por inmigrantes.
Ciudadanos de pleno derecho
Cada vez más, los musulmanes en España son inmigrantes de segunda o ya incluso tercera generación nacidos en España o nacionalizados y, por tanto, con los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro ciudadano, así como españoles conversos.
Entre las entidades emergentes con mayor fuerza está el Consejo Islámico de Valencia (Ciscova). Una de sus representantes probablemente la mujer con mayor relevancia en el ámbito islámico en Valencia en la actualidad es Amparo Sánchez Rosell.
Rosell, además, es la primera mujer musulmana española que cuenta con un blog propio, donde trata de borrar los prejuicios que, todavía hoy, hablan de un islam extranjero y radical; en realidad, una minoría en este país.
"Somos muchas las organizaciones musulmanas de España que defendemos el islam democrático e incluimos la democracia como uno de nuestros valores", afirma Sánchez Rosell, quien objeta al tiempo: "Si según defienden algunos lo mejor es seguir la tradición del sistema teocrático, ¿por qué cada vez más organizaciones islámicas nos regimos democráticamente?".
Para el principal responsable de Pluralismo y Convivencia, "las comunidades islámicas y sus órganos de representación están en un tránsito". "Hemos pasado de un islam inmigrado a un islam español en el que se encuentran no sólo los inmigrantes nacionalizados, sino también la segunda generación y los conversos", explica López.
Un tránsito que "implica un cambio en la organización de la propia CIE, que está pensada para representar una realidad cuantitativamente menor y cualitativamente diferente", matiza.
El nuevo escenario del islam en España plantea, pues, que la CIE ya no puede estar representada únicamente por la Ucide y la Feeri. Al menos una veintena de organismos, amén de las 14 federaciones autonómicas ya creadas, reclaman tener voz y voto en la futura organización del islam español, que el Gobierno quiere que esté lista en las próximas semanas.
Una de las más potentes es la Plataforma de Federaciones Islámicas de España, surgida en 2006. La Plataforma persigue acabar con la bicefalia de la CIE factor que ha dificultado su funcionamiento acentuado por la crisis en la que se encuentra inmersa la Feeri desde el año 2000 y, para ello, propone la modificación de sus estatutos de tal manera que la CIE permita la entrada de nuevos actores.
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