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Los obispos replican a Zapatero que «el laicismo no está por encima de la ley»

La vicepresidenta primera del Gobierno asegura que Educación para la Ciudadanía «no es un catecismo socialista» y que «no cabe la objeción»

La Conferencia Episcopal respondió ayer de forma contundente a la advertencia del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de que «ninguna fe se puede imponer a las leyes de la democracia». «El laicismo tampoco puede estar por encima de la ley», respondió el vicepresidente de la CEE, Antonio Cañizares, mientras que el presidente del Episcopado, Ricardo Blázquez, aseveró que la fe «se propone» y no «se impone» a través de una asignatura. Los obispos calentaron así la polémica en torno a la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía.

«Se va a aplicar lo aprobado en el Parlamento», advirtió Zapatero durante su intervención en el XXIII Congreso de las Juventudes Socialistas en la tarde del domingo pasado. El arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, consideró que ese supuesto aludido por el presidente del Gobierno -«ninguna fe se puede imponer a las leyes de la democracia»- no se da en España, sino que más bien sucede al contrario, y «se consagra el laicismo como religión oficial». Para Cañizares, Educación para la Ciudadanía no respeta el derecho constitucional de los padres a elegir la «formación moral» que quieren para sus hijos. Con la nueva asignatura, «se impone obligatoriamente una formación moral por parte del Estado a todos los ciudadanos. Esto atenta contra la libertad», añadió.

Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, fue más escueto y cauto en su respuesta durante un encuentro informativo organizado por el Foro de la Nueva Sociedad. Blázquez se limitó a decir que «la fe no se impone, sino que «se propone».«Eso es lo que pensamos los católicos», continuó, «y nosotros no queremos imponer la fe a nadie», dijo Blázquez a los periodistas antes de subrayar que la Iglesia católica está «muy de acuerdo» con la declaración de Estado aconfesional recogida en la Constitución española. «Y es aconfesional para que creyentes y no creyentes, de una religión y de otra, podamos desarrollar la libertad religiosa a la que tenemos derecho», concluyó.

Cañizares se mostró ayer más beligerante que Blázquez y reiteró el llamamiento a los padres a recurrir a todos los medios legítimos de oposición a la nueva materia. La objeción de conciencia se encontraría entre estas iniciativas.

Y es que los hogares españoles no deberían «tener complejo de ser una familia cristiana», según Cañizares. Eso sí, en este grupo no incluye «las otras» definiciones de familia y que el vicepresidente de la Conferencia entiende como «regresiones al pasado».

También se refirió al conjunto de la iniciativa legislativa del Ejecutivo actual, dejando de lado la materia educativa. El prelado cuestionó si se puede hablar de democracia cuando existen leyes que no defienden el derecho a la vida. «Si son los parlamentos los que deben crear los derechos fundamentales vamos mal», concluyó, ya que hay derechos «en la naturaleza humana» que «preexisten a las leyes escritas».

Frente a estas manifestaciones eclesiales, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, fue rotunda ayer al asegurar que «no cabe la objeción» a la asignatura Educación para la Ciudadanía y advirtió de que, en un Estado democrático, el «peso de la ley» cae sobre quien no cumple las normas. «¿Cómo va a caber la objeción, que no existe ni constitucionalmente, ni democráticamente? Están instrumentalizando las palabras para confundir a la gente», declaró De la Vega en un encuentro organizado por el Foro de la Nueva Sociedad, en el que también estaba presente el obispo Blázquez.

La vicepresidenta aseguró que la asignatura «no es un catecismo de los socialistas» y que sigue las «pautas y recomendaciones» establecidas por el Consejo de Europa. No pretende «adoctrinar a nadie», sino educar a los jóvenes el conocimiento del sistema democrático, el respeto, el reconocimiento de la diferencia o la solución pacífica de las discrepancias. El objetivo de la nueva materia es que las nuevas generaciones sean conscientes de que «la democracia se construye día a día», concluyó la número dos del Gobierno.

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