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Los obispos españoles ningunean la auditoría sobre pederastia en la Iglesia que ellos mismos encargaron a Cremades

El bufete presenta a la Conferencia Episcopal con diez meses de retraso los resultados de un informe que, para los obispos, “llega muy tarde”, hasta el punto de que algunos plantean limitarse a publicarlo en su web, sin presentarlo, al menos hasta enero

Este jueves, Javier Cremades entregará en la sede de la Conferencia Episcopal (CEE) la auditoría elaborada, a lo largo de los últimos 22 meses, sobre los abusos sexuales a menores en la Iglesia española. Un informe del que los obispos esperaban mucho cuando el presidente de la CEE, el cardenal Omella, y Cremades suscribieron el contrato en febrero de 2022 y que ahora, con diez meses de retraso y después de que se conozcan los resultados del estudio del Defensor del Pueblo, ya no aguardan. Tanto es así que, según han planteado a elDiario.es algunos obispos, en la Casa de la Iglesia se plantean, incluso, no presentar públicamente la auditoría, y limitarse a una nota de prensa, al menos hasta pasada las Navidades.

De hecho, desde hace unos meses, y especialmente después de comprobar que las más favorables para la Iglesia conclusiones de Alfredo Dagnino –el abogado que durante más de un año llevó las riendas de la investigación y que hace unas semanas fue despedido por Cremades– eran radicalmente modificadas por la cúpula del bufete, el episcopado español optó por ningunear el trabajo de los abogados y elaborar el suyo propio, titulado Para dar luz, en el que ofrecían cifras de menores abusados, victimarios y gestión de los casos en las oficinas de atención de cada diócesis. En la práctica, “comenzamos a hacer el trabajo que ellos tenían que haber entregado”, señalan fuentes episcopales.

“Llega un poco tarde –señalaba sobre la auditoría este martes el presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella–, cuando lo entregue tendremos ya el trabajo hecho del Defensor del Pueblo, al que dimos toda la información. Lo entrega ahora pero cuando lo entrega tenemos ya todo un trabajo hecho”, remató.

“Con todo lo que ha hecho El País, lo que ha hecho el Defensor del Pueblo y lo que ha hecho la Iglesia, al final contaremos un número determinado de abusos, pero a nosotros lo que menos nos importa es el número, que también, sino la persona, cada individuo, por uno solo merecería la pena hacer todo el trabajo que se ha hecho. Ya los informes de Cremades o lo otro nos ayudan pero lo importante es que ya hemos focalizado bien el trabajo que son las víctimas y escuchar a cada persona”, recalcaba el presidente de la CEE, en un claro gesto dirigido al bufete.

Porque, una vez que el Defensor del Pueblo publicara su informe, adelantándose a las previsiones episcopales –que pretendían poner en cuestión el valor del trabajo llevado a cabo por el equipo de Gabilondo con un auditoría que, según les habían prometido, tendría conclusiones más favorables–, la Iglesia adoptó un discurso duro frente a Cremades, acusándoles de incumplimiento de contrato y amenazándoles con la ruptura del mismo. En esas fechas (comienzos del otoño), los obispos ya habían desembolsado un millón de euros al bufete, una cifra que al menos se ha incrementado hasta los 1,3 millones.

Lejos de amilanarse, Cremades siguió su ritmo, y en la pasada plenaria episcopal entregó un resumen ejecutivo que disgustó a los obispos, pues no se parecía en nada al boceto que se les había hecho llegar en julio, de dos mil páginas, y que no incluía una serie de recomendaciones “que van en la línea de volver a colocar a la Iglesia como el malo de la película”, tal y como constata un obispo que ha podido acceder a la lectura de dicho borrador. Oficialmente, la tesis episcopal es que, hoy por hoy, la auditoría de Cremades no aportará ninguna novedad, y las que pueda tener, en formas de propuestas, o ya están activadas desde la Iglesia (como el fondo de compensación integral para las víctimas) o están incluidas en las peticiones llevadas a cabo por el equipo de Gabilondo.

Así, desde Añastro consideran que el bufete de Cremades se ha quedado en una tierra de nadie, alejado de las posturas oficiales de la CEE (que ha volado todos los puentes con el abogado) y sin posibilidad real de ser más duros que el informe llevado a cabo por el Defensor del Pueblo y los resultados de la encuesta (tan criticada por los obispos) de GAD3 y sus extrapolaciones, que hablan de al menos 440.000 víctimas.

Eclipsado por el dinero del IRPF

De hecho, el mismo día en que Cremades entregará su auditoría, la Conferencia Episcopal ha convocado una rueda de prensa, pero para hablar de los resultados de la famosa casilla de la Iglesia en la declaración de la Renta. La semana siguiente, en concreto el 19 de diciembre, los obispos presentarán su memoria justificativa de actividades y, al menos oficialmente, se repite hasta la saciedad desde los pasillos episcopales que no se mezclarán temas y que en ambos acontecimientos no se hablará de la auditoría de Cremades. Y es que si hay algo claro en la CEE es que, después de gastar más de 1,3 millones de euros, los obispos han elegido ignorar el informe del bufete.

¿Qué pasará entonces? Entre los distintos escenarios que se barajan en la Casa de la Iglesia, se ha llegado a plantear no presentar siquiera el informe (o dejarlo para después de Navidad), y limitarse a una nota de prensa o, incluso, a colgar la auditoría en la web de la CEE. No sería la primera vez que la Oficina de Información lleva a cabo esta estrategia. Ya se hizo con el informe mencionado ‘Para dar luz’ y, anteriormente, colgando el plan pastoral de la Conferencia Episcopal en la web en la tarde de finales de un mes de julio, sin siquiera avisar a los medios.

¿Y si se filtra el informe? “Que lo publique El País si quiere, para nosotros está absolutamente amortizado”, recalca un alto prelado español, que lamenta la mala gestión llevada a cabo por el bufete, aunque admite el “exceso de confianza” de la cúpula episcopal, quien se fio de que un abogado católico, que se definió en la firma de la auditoría como miembro del Opus Dei, iba a hacer única y exclusivamente lo que los obispos le ordenaran. “¿No era una auditoría independiente? Pues eso. Al final hemos metido a la zorra a guardar el gallinero”, constata otro obispo, que en todo caso no descarta que la CEE pida cuentas al bufete tanto por el retraso como por los cambios de criterio entre el boceto de auditoría recibido en julio y el ‘resumen ejecutivo’ entregado por Cremades en noviembre.

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