Informe de la Comisión de Conferencias Episcopales Europeas
COMENTARIO: Los obispos europeos vuelven a utilizar dos varas de medir. Denuncian las persecuciones por motivos religiosos simplemente por tener que legalizarse como cualquier asociación, en cambio no lo consideran cuando se obliga a dar clases de religión, o cuando gozan de privilegios exclusivos frente al resto de confesiones religiosas, como es el caso de la financiación privilegiada que gozan en España y otros países. Y los argumentos para defender esta situación de privilegio frente a las demás convicciones y creencias, es que son mayoría, el mismo que utilizan para atacar a países que mantienen ese privilegio con otras confesiones por ser allí mayoritarias.
El laicismo defiende la libertad de conciencia, de pensamiento (que incluye la de religión), pero sin ningún tipo de privilegio, aplicando la ley general asociativa para cualquier grupo que quiera constituirse para reunir a quienes tengan iguales convicciones o creencias. Entendemos que esta es la mejor vía para la convivencia ciudadana.
El texto explica que los cristianos no son los únicos perseguidos, sino que también sufren por este motivo judíos, musulmanes y bahaíes en los países donde constituyen una minoría religiosa. El informe destaca el continente asiático –China, Myanmar, Laos, Vietnam y Corea del Norte– como el mayor foco de violaciones del derecho a la libertad religiosa.
Los obispos europeos apuntan tres situaciones en las que puede producirse la violación de este derecho: en un contexto de falta de democracia que afecta a un amplio rango de derechos fundamentales; en un lugar donde el Gobierno es anti-religioso o donde una confesión mayoritaria domina al resto; y en países en los que el derecho está reconocido, pero el Estado le pone obstáculos.
Encerrados por su fe
Así, los obispos destacan como la mayor expresión de las persecuciones a creyentes aquella que se da en países como Afganistán y Turquía, donde, según asegura el informe, sacerdotes y clérigos de otras religiones distintas al islam son asesinados, o en China, donde también los católicos son encarcelados e incluso ejecutados. A éstos, les sigue Corea del Norte, donde los creyentes son encerrados en prisión por manifestar su fe ya sea en público o en privado.
Además, el texto revela que en Bielorrusia, Cuba y Moldavia, los grupos religiosos están obligados a registrarse y requieren una aprobación oficial de las autoridades públicas. Igualmente, alerta de que en Afganistán, Sudan y Yemen, la conversión a otra religión que no sea la musulmana está prohibida y castigada.
Los obispos europeos señalan que en Arabia Saudí, la policía emplea la tortura para forzar a los miembros de algunas confesiones a abandonar su fe, metiéndoles en prisión y no permitiéndoles salir hasta que no firman un documento que asegura su renuncia. Además, alertan de que en muchos países musulmanes tampoco se permite a las mujeres casarse con hombres no convertidos al islam.