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Los obispos arremeten contra la selección de embriones para evitar enfermedades

La Iglesia dice que la UE «atenta contra la vida» al permitir la investigación con células madre

La Conferencia Episcopal arremetió ayer contra la selección de embriones para prevenir que nazcan niños con alto riesgo de desarrollar enfermedades. Esta técnica fue utilizada por un hospital público de Sevilla y permitió que naciera el pasado domingo un bebé sano, hijo de un matrimonio que podía transmitir a su descendencia una grave dolencia. Los obispos acusan a los médicos de "destruir" a los "hermanos" de la niña [los embriones descartados]. Consideran, además, que la UE, "atenta contra la vida humana" por decidir, el pasado lunes, seguir financiando la investigación con células madre embrionaria.

 

El pasado domingo nació en el hospital público Virgen del Rocío (Sevilla) Carmen, hija de un matrimonio que tenía altas probabilidades de transmitir a su descendencia la carga genética con la que podría desarrollar la distrofia muscular de Duchenne. Se trata de una enfermedad rara que se caracteriza por la degeneración progresiva de los músculos; suele manifestarse a los dos años, obliga al uso permanente de silla de ruedas y conlleva una mortalidad temprana. Afecta aproximadamente a uno de cada 6.000 bebés nacidos vivos.

Gracias a la técnica del diagnóstico genético preimplantacional, Carmen no desarrollará la enfermedad. A través de la fecundación in vitro, con los óvulos de su madre y el esperma de su padre se obtuvieron varios embriones, de los cuales se descartaron después aquéllos que portaban el mal genético. Se escogieron los que no estaban enfermos y dos se implantaron en el útero materno. Así nació Carmen. Sana.

La Conferencia Episcopal, sin embargo, considera que la niña no ha sido "liberada de un mal hereditario" ni "curada de nada", según indicaron en una nota de prensa emitida ayer que titularon "La eugenesia no es curación; a propósito de supuestos avances en la sanidad". Es cierto que Carmen no ha sido "curada", pero con esta técnica se ha conseguido que la pareja tenga un hijo sano en lugar de uno enfermo. Los obispos critican la técnica empleada y aseguran que el nacimiento de Carmen es una práctica eugenésica. Se lamentan de que los "hermanos" de Carmen, "en su fase de embriones, han sido destruidos o congelados para un destino incierto".

Efectivamente, hubo embriones descartados. Pero estos llamados "hermanos" eran embriones de ocho células con un altísimo riesgo, por su carga genética, de desarrollar una enfermedad que les conduciría a una silla de ruedas desde los primeros años de su vida y, casi de forma ineludible, a una muerte temprana. A pesar de ello, los obispos sostienen que "eliminar embriones (enfermos o sanos) es atentar muy gravemente contra el derecho fundamental a la vida de seres humanos en las primeras fases de su desarrollo vital".

La Conferencia Episcopal, que preside Ricardo Blázquez, pide a los medios de comunicación que no utilicen "elementos sentimentales" al hablar de estas prácticas. "Más, si cabe, cuando está en cuestión un derecho fundamental básico cual es el derecho a la vida", añaden. "El hecho feliz del nacimiento de un bebé sano no basta para presentar como progreso unas prácticas que no tienen en cuenta el derecho a la vida de sus hermanos generados in vitro".

"Compromiso inaceptable"

En la misma nota de prensa, los obispos arremeten contra la Unión Europea, a la que acusan de "atentar" contra la vida humana. El pasado lunes, los Veinticinco decidieron mantener el apoyo económico a las investigaciones con células madre, aunque no financiarán la creación de embriones para ser destruidos ni la destrucción de los mismos. La Iglesia afirma que "la decisión tomada implica un compromiso éticamente inaceptable". "No se financiará la destrucción de embriones pero sí la investigación con células madre embrionarias, cuya obtención exige la destrucción de embriones", señalan. Lamentan "que se haya desperdiciado esta ocasión para que Europa hubiera aparecido ante el mundo como verdaderamente amiga de la vida de todos los seres humanos".

En abril, la Iglesia criticó duramente la ley de investigación biomédica que tramita el Parlamento, por permitir la clonación terapéutica y lo que ellos llaman los "bebés medicamento". "Si es inaceptable producir un niño como instrumento en beneficio de otro, más grave es que todo ello se haga por un procedimiento eugenésico, es decir, eliminando a los embriones enfermos o no compatibles para conseguir el nacimiento de uno sano y compatible", señalaron entonces.

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