Miles de niños sirios e iraquís, expuestos a niveles de violencia que les marcarán de por vida, son forzados a ingresar en campos de entrenamiento terrorista
Tendrían que cantar canciones infantiles. A la llegada del otoño, al inicio del colegio, a la alegría, en definitiva, de ser niños. Sin embargo, en el vídeo cantan algo muy distinto: «Soldados de Asad, iremos a degollaros». En cualquier otro lugar irían con trajes de colores. En cambio, aquí llevan el 'look' de los yihadistas: uniforme negro, cinta en la frente con una frase del Corán y la cara tapada. Son niños de Raqqa, la ciudad que es actualmente el bastión del Estado Islámico en Siria. Niños a los que les han robado la infancia, exponiéndoles a niveles de violencia que no se veían desde la segunda guerra mundial, y a los que ahora el EI quiere convertir en carne de cañón para un nuevo ejército terrorista.
Esos críos son las grandes víctimas de la violencia que asola Siria e Irak. Prueba de ello son las terribles imágenes que, en los últimos días y a riesgo de sus vidas, han difundido varios activistas desde Raqqa y en las que se puede constatar la pesadilla en que se encuentran sumidos los menores que residen en las zonas controladas por los yihadistas.
Se hace llamar Abú Mohammed y es uno de los activistas que mantienen viva la página 'Raqqa is being slaughtered silently' (Raqqa está siendo masacrada lentamente). Este individuo ha remitido a este diario toda una batería de imágenes en que se ve a niños que presencian decapitaciones, a bebés a los que se hace dar patadas a modo de juego con cabezas cortadas y a grupos de menores en campos de entrenamiento terrorista y con armas en la mano.
«CONVERTIRLES EN MONSTRUOS»
«Lo que ocurre aquí con los niños es terrible. El Estado Islámico quiere convertir a nuestros niños en monstruos», dice a este diario Abú Mohammed. Este activista explica que los niños de esa ciudad no solo sufren la violencia de encontrarse en un país en guerra, sino que son forzados por los yihadistas a una exposición terrible a todo tipo de atrocidades. Abú Mohammed explica que los terroristas «fuerzan a los niños a asistir a las decapitaciones» y «muchas veces les obligan a tomarse fotos con las cabezas y miembros cortados».
Por desgracia, en la sanguinaria guerra de Siria, todo puede ser aún peor. Abú Mohammed alerta de que el EI ha puesto en marcha varios campos de entrenamiento terrorista para niños. La actividad de esos campos, tal y como se ve en las fotos que ilustran este texto, «ha aumentado desde el inicio de los ataques aéreos» de la aviación de EEUU. «A los niños que no quieren ir a esos campos se les lleva por la fuerza. Si un padre se niega, acaba en la cárcel», comenta este activista, que explica que en esos campos «se lava el cerebro a esos menores para convertirlos en terroristas suicidas». «Ahí se les enseña a combatir, se les prepara en guerrilla urbana, a preparar explosivos y a degollar y a cortar cabezas».
También hay una enseñanza teórica. «Consiste en estudiar el Corán y en asumir que hay que obedecer ciegamente al emir y al califa», comenta Abú Muhammad, que asegura que los campos -bautizados como Al Sharia o campo Bin Laden– están al este de Raqqa, Tabqah y Mosul.
La ONU y varias oenegés han denunciado la existencia de esos campos. Según en el Informe sobre la Protección de los Civiles en el Conflicto Armado de Irak, elaborado por la ONU, se tiene constancia de campos de entrenamiento en Mosul y en Tel Afar. Ese informe sostiene que varios niños que han logrado escapar explicaron que los terroristas del EI les hacían ir con ellos a la primera línea de combate donde los usaban como escudos humanos para que sus enemigos no les dispararan. Ese informe denuncia también el uso de esos niños para vigilar checkpoints en la provincia iraquí de Saladino. En la de Nínive, la ONU denuncia el reclutamiento masivo de todos los mayores de 15 años.
Shelly Whitman, directora ejecutiva de la Inciativa Romeo Dallaire, una oenegé especializada en la asistencia a niños soldados, sostiene que «actualmente en Irak el Estado Islámico tiene bajo su control a entre 250.000 y 300.000 niños». «Aquí hay una generación de niños que va a quedar gravemente dañada», comenta Whitman, que asegura que los yihadistas emplean a estos niños para una gran variedad de propósitos. «Los usan para sacarles sangre con que hacer transfusiones a soldados heridos, para cargar y limpiar armas, para realizar controles de tráfico, para espiar en las calles informando de quien critica al Estado Islámico», explica Whitman.
ESPERANDO LA INVASIÓN TERRESTRE
«La responsable de esta oenegé, además, señala que a esos niños «no solo se les entrena si no que ya se les ha hecho entrar en combate; hay varios atentados que sabemos que han sido cometidos por niños». Whitman sostiene que el EI «está organizando un ejército de niños pues saben que, por su edad, son más manipulables. Además, para los yihadistas ese ejército de niños es importante en su estrategia. Los usarán en caso de que la coalición occidental mande tropas sobre el terreno. ¿Qué hará unos militares estadounidenses si se ven cara a cara con un batallón de niños que empiezan a atacarles?».
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