Cada vez resulta más frecuente ver a hombres de Iglesia -obispos, sacerdotes, religiosos, dirigentes de movimientos eclesiales, etcétera- participando en manifestaciones contra la interrupción voluntaria del embarazo, el matrimonio homosexual o el divorcio y a favor de la escuela católica, de la enseñanza de la religión en la escuela o la financiación pública de la Iglesia católica. Más infrecuente es oírles criticar la violencia de género o participar en manifestaciones contra ella. Más bien, todo lo contrario. Critican la teoría de género y la responsabilizan de fomentar la violencia contra las mujeres. Creo que los hombres de Iglesia tienen una responsabilidad no pequeña en dicha violencia, al menos como legitimadores, cuando no como generadores de la misma.
[México] Laicidad, tarea pendiente · por Rafael Hernández Estrada
Pareciera que el Estado laico y el respeto a las creencias (o no creencias) de las personas son…