Un sacerdote de la diócesis de Jaén el que a través de un artículo publicado en una web católica se ha puesto a recoger firmas para la retirada de la ley de Memoria histórica.
El nacional catolicismo ha iniciado una ofensiva ideológica para aniquilar la memoria histórica de raíz. Si ayer era Esperanza Aguirre la que cargaba con un cinismo y una demagogia insultantes contra II República, hoy es un sacerdote de la diócesis de Jaén el que a través de un artículo publicado en una web católica se ha puesto a recoger firmas para la retirada de la ley de Memoria histórica.
El fulano en cuestión se llama Tomás de la Torre y su argumenta que “durante el largo periodo del zapaterismo hubo que tragar unas leyes infumables” y que si siguen todavía vigentes es gracias a los “complejos de la derecha representada por el gobierno del partido popular”.
Según el sacerodote jienense la ley de memoria histórica es una “fuente de conflictos revanchistas y de odios familiares y vecinales”, y gracias a la cual han ocurrido sucesos lamentables en muchos pueblos españoles que habían enterrado los odios de la Guerra Civil al inicio de la Transición.
Todos sabemos que la Ley de Memoria aprobada por el gobierno Zapatero es una ley que equipara víctimas y verdugos, que no ha resuelto ni de lejos el problema de las fosas y que es complemente insuficiente para recuperar la verdad, hacer justicia y reparar la memoria de las víctimas del franquismo, por lo que no vamos a hacer un gran defensa de ella. Pero lo que nacional catolicistas quieren es que directamente no tengamos memoria y que así sus crímenes permanezcan impunes, como hasta ahora.
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La carta dice:
Don Mariano Rajoy, Presidente del gobierno de España
Le pido la derogación de la llamada “Ley de Memoria Histórica” (Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura).
Porque dicha Ley es contraria a la Constitución; a lo expuesto en el preámbulo de la misma: cuando proclama su voluntad de “garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes".
Porque la Ley de Memoria Histórica es sectaria e injusta. Lo único que ha hecho dicha Ley, ha sido ahondar las diferencias entre los españoles, resucitar odios ya caducados y reabrir heridas que estaban cicatrizadas desde hace mucho tiempo. Todo ello porque su espíritu está presidido por un afán de revancha que falsifica el proceso histórico en sintonía con necesidades políticas que nada tienen que ver con la Historia.
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