"Sí, podríamos decir que tomamos impulso a raíz de la llegada del PSOE al Gobierno. Porque iniciativas legislativas como la del matrimonio homosexual hacen que la gente se sienta atacada, pero nuestro objetivo es la defensa de la familia y hasta ahora tampoco el PP ha hecho lo suficiente por esta institución", dice el vicepresidente de FEF, Benigno Blanco, de 48 años, abogado en ejercicio, padre de tres hijos, católico y ex alto cargo del PP. Si el Foro es aconfesional, los principales elementos que lo integran -de un total de más de 5.000 federaciones y asociaciones- se definen católicos, como la Asociación Católica de Propagandistas, la Federación de APAs de Colegios de Fomento o los Antiguos Alumnos de Colegios de Fomento, vinculados al Opus Dei, la Confederación Católica de Padres de Alumnos (Concapa) o Hazteoir.org. El propio Foro cuantifica su fuerza en unos cuatro millones de personas, entre ellas, con seguridad, los sectores más activos entre los católicos practicantes.
Familia y algo más
Hay pocas dudas sobre su colocación política pero, aunque forman parte del electorado del Partido Popular -el propio Blanco fue durante ocho años Secretario de Estado, primero de Aguas y luego de Infraestructuras, en los Gobiernos de José María Aznar- constituyen un núcleo duro conservador capaz de arrastrar a sectores más indecisos a sus filas y, sobre todo, capaz de radicalizar la línea del PP.
¿Estamos ante los inicios de una coalición católica, con un lejano parecido a la Christian Coalition que ha propiciado el segundo mandato del presidente Georges Bush? Se trata de un grupo político cristiano ultraconservador, fundado por el reverendo Pat Robertson para defender los valores cristianos, que incluye a evangélicos, pentecostales, católicos, sectores cristianos fundamentalistas y miembros de otras Iglesias protestantes, y que suma 1,2 millones de miembros. "No", responde Blanco. "Las distancias son enormes. El foro es aconfesional, y sólo se preocupa por las cuestiones que atañen a la familia". Esta federación se ha limitado a "ser el catalizador de una presencia pública de la familia que hasta hace poco no había existido". Lo que vendría a demostrar, por un lado, "que la sociedad civil no estaba tan muerta como se creía", y, por el otro, "que no se le ha hecho justicia a la institución familiar, que aporta mucho a la sociedad y recibe poco".
Desde las antípodas ideológicas, el sociólogo Ignacio Sotelo coincide con Blanco en que no se dan las circunstancias para que en España surja una christian coalition "porque ése es un movimiento muy ligado a la provincia estadounidense, que se caracteriza por una cerrazón enorme que no se da en ningún rincón de España". Además, añade, "Estados Unidos y España no son realidades comparables. Allí se da lo más avanzado y lo más aislado y atrasado". Lo que si constata Sotelo, en conversación telefónica desde Alemania, donde reside, es la actividad en este entramado "de grupos católicos minoritarios que funcionan como sectas. Es terrible que la Iglesia en el último pontificado haya preferido apoyarse precisamente en estos grupos".
Sobre el papel, las reivindicaciones del Foro son impecables. Denuncian la falta de apoyo a las familias españolas tradicionales, que incide en la baja natalidad de este país. "En todas las encuestas queda claro que las españolas quieren tener más hijos, pero no pueden", dice Blanco, que aboga por dar pasos hacia la conciliación laboral. También se quejan de la escasez de fondos para la familia. "El Gobierno dedica apenas un 0,4% del PIB, y la media de la UE es de 2,2%". Reclaman además un ministerio o una secretaría de Estado para la Familia, como existe en otros países, y un trato fiscal más favorable que calcule en el IRPF la base imponible en función del número de hijos.
Pero ninguno de estos objetivos fundamentales ha provocado movilizaciones. Al contrario, Blanco asegura que existen cauces administrativos para luchar por ellos. Lo que ha lanzado a la calle al Foro, y a todo el movimiento que se aglutina en torno a él, han sido dos leyes de calado político. Y los políticos -la plana mayor del PP- encabezaron las movilizaciones, junto a altos prelados de la Conferencia Episcopal.
"La gran manifestación contra la LOE, arrastró a un sector de las clases medias, no sólo las que votan PP sino también al PSOE, en la defensa de sus privilegios", apunta Sotelo. "Porque quieren escuelas concertadas con las prerrogativas de las privadas, sin pagarlas con su dinero. La marcha contra el matrimonio homosexual fue más integrista, con sectores claramente homófobos". A Sotelo le llama la atención, en todo caso, la celeridad con la que cambian las cosas en España. "En unos pocos años hemos pasado de castigar a los gays a aplaudirles. Hay que recordar que el matrimonio homosexual sólo está autorizado en tres países. Nos hemos puesto a la vanguardia. Lo que nos caracteriza es la velocidad, pero no somos capaces de asimilar cambios tan rápidos".
En la sede del FEF, un piso deslavazado en la zona de Azca, en Madrid, las fotografías a todo color y algunas de las pancartas de la manifestación contra las bodas gays decoran las paredes. Un tributo a una movilización crucial, porque fue la iniciativa legislativa popular para frenar esa ley el resorte que empujó a la calle a miles de católicos conservadores en busca de las firmas necesarias para bloquearla.
"Conseguir más de 5.000 fedatarios es algo que no está al alcance de ninguna organización social española", opina Luis Losada, periodista de Alba -un semanario católico muy conservador- y representante en España del Instituto Phoenix, de Arizona, donde se conocieron los principales artífices de Hazteoir.org, uno de los elementos más activos del Foro. Lejos de ser aconfesional, esta asociación, que funciona a través de su página en internet, defiende la línea del wojtylismo más riguroso en materia de familia, relaciones sexuales y desarrollo científico.
Desde febrero de 2001, cuando se puso en marcha, Hazteoir.org no ha dejado de expandirse. Su presidente, Ignacio Arsuaga, es un abogado de 32 años que dice haberse inspirado en iniciativas norteamericanas como "Moveon.org" y, por supuesto, en la Christian Coalition. La idea de la página surgió en 1999, cuando Arsuaga coincidió con gente afín en un cursillo de participación política y liderazgo del Instituto Phoenix de Arizona. "Nuestra idea de la cultura de la vida no estaba suficientemente representada en el arco político", dice. Hoy, trabaja en Madrid, con un equipo reducido instalado en la sede de una empresa de su familia que les cede una habitación. Son casi cien voluntarios y cuatro asalariados, que se ocupan de tener la página actualizada.
Una incursión en Hazteoir.org permite comprobar que abanderan una virulenta batalla contra el aborto. De diez noticias-denuncia que figuran en la página, al menos tres se centran en esta cuestión. Luego hay un poco de todo, política, con una encendida defensa de la COPE frente a los nacionalistas de ERC, críticas al "fracaso" de la estrategia contra el sida de la ONU y la propuesta a socios y sostenedores de pedir al presidente Zapatero (basta un simple clic) que condone la deuda de los países del Tercer Mundo. Porque bombardear a gobernantes y parlamentarios con peticiones a través de Internet es otra de sus líneas de acción.
Arsuaga sostiene que en las filas de Hazteoir hay un muestrario de los movimientos que crecieron a la sombra de Karol Wojtyla, desde el Opus Dei a los Legionarios de Cristo. Pero es en la Universidad Francisco de Vitoria, de estos últimos -los más radicales del espectro- donde ha dado un curso sobre Internet y Participación Ciudadana, en un Máster de Acción Política.
Legionarios en Internet
La idea es utilizar la herramienta más útil de la modernidad en la defensa de un ideario ultraconservador. "La derecha española cambia de retórica, pero se mantiene fiel a un mismo estilo. Hay corrientes subterráneas camaleó-nicas que se mantienen a través del tiempo, cambian de aspecto pero siguen fieles a una ideología", opina Salvador Giner, catedrático de Sociología de la Universidad de Barcelona.
Giner no ve, en todo caso, que en torno al Foro se esté gestando una coalición cristiana como la creada por el reverendo Robertson en Estados Unidos. "Falta el elemento racial, y el fundamentalista. Además esa clase de grupos de presión son más propios de los protestantes que de los católicos", dice.
A Ricardo Cuenca, abogado de Vigo, católico y padre de cuatro hijos, no le gusta tampoco la idea de hermanar al Foro de la Familia con la coalición cristiana que apoya a Bush, porque el Foro tiene un componente más amplio, dice. Él se implicó en este movimiento en 2004 y participó de lleno en la recogida de firmas contra las bodas gays llevado por su "responsabilidad como padre". Junto a él participaron otros abogados de su ciudad, como Jesús Lorenzo, también padre de familia numerosa y miembro de la Asociación de Familias Viguesas (Afavi), Juan Gaisse, y Manuel Corredera, que se incorporó como activista a raíz de la protesta de la LOE. La única mujer del grupo es la delegada del Foro en Galicia, Paz Marzoa, ex enfermera.
Los cinco defienden la independencia de este movimiento de los partidos de derecha, en una entrevista múltiple, celebrada un sábado por la tarde, en el Castro de Vigo, desde el que se domina un impresionante panorama de la ría y de la catástrofe urbanística de esta ciudad. "Cuando algo se mueve, los medios de comunicación siempre buscan una mano detrás, los obispos o el PP", opina Gaisse. "Los cristianos están superando a sus obispos", corrobora Lorenzo, "y el PP queda todavía más lejos, está en Valladolid. Yo estoy sobre todo en contra de la píldora del día después de Alberto Ruiz-Gallardón".
Todos son católicos practicantes. Y todos están dispuestos a seguir adelante en la batalla pese a que los éxitos han sido pocos. "A un católico no le desanima nada", insiste Lorenzo. Ricardo Cuenca cree que el Foro ha dado vida "al primer grupo de presión de masas que ha surgido en España", y Gaisse acaricia la idea de que "podamos ser determinantes para que gane un partido u otro". Aunque todo depende de las oportunidades de batalla que les dé el Gobierno del PSOE