J.P. : El pañuelo, ¿una prescripción religiosa o un símbolo de identidad cultural?
N. A. : Pues hay opiniones para todos los gustos: una prescripción religiosa, un signo de identidad cultural, las dos cosas a la vez o ninguna de las dos. De hecho el problema es lo que entendemos por “pañuelo”. Seguramente, una mujer mayor marroquí no lo entenderá igual que una estudiante universitaria en Cataluña, por poner un ejemplo, ni tampoco tendrá la misma visión del pañuelo una persona que no sea musulmana. Por eso tenemos que tener cuidado con no caer en los estereotipos.
J.P. : Desde Occidente se insiste en que el pañuelo es una imposición de una sociedad para mantener a la mujer oprimida…
N. A. : Es un ejemplo de lo que decía antes. Es un prejuicio asociar el pañuelo con la opresión. Es cierto que hay mujeres que lo llevan y que están oprimidas, igual que hay mujeres que no lo llevan y también lo están. El factor de opresión no es el pañuelo. Si nos fijamos en el caso iraní (aunque no estoy de acuerdo con la imposición de un código de vestimenta por parte del Estado) cabe destacar que gracias al hiyab, hay muchas mujeres que han podido acceder a las universidades e incluso son más numerosas que los hombres.
J.P. : El pañuelo en las escuelas. ¿Se podrían repetir en Barcelona o en Madrid, Valencia… los acontecimientos que se vivieron en los institutos franceses hace pocos años?
N. A. : Espero que no. Debemos utilizar de manera inteligente las experiencias de los demás países europeos para no cometer los mismos errores. El año pasado me invitaron a participar en una charla en un colegio del Raval de Barcelona. En ese colegio hay bastantes niños musulmanes y algunas alumnas llevan pañuelo. Los profesores me comentaron que no les suponía ningún problema, que lo que les preocupaba era que las alumnas no pudieran ir de excursión o que no pudieran hacer educación física y, evidentemente, eso no tiene nada que ver con la religión.
J.P. : La opinión pública en Cataluña -¿por desconocimiento?- está claramente posicionada en contra del uso del pañuelo en los ámbitos públicos.
N. A. : Pienso que es un error. Una cosa son los signos religiosos fijos, como un crucifijo en la pared porque la institución pública debe ser “neutral”, pero no se tendría que extender a los ciudadanos ya que se deben respetar sus convicciones religiosas tal y como está estipulado en la constitución.
J.P. : ¿Cómo se conjuga laicidad dentro del Islam?
N. A. : El Islam y la laicidad no se oponen. El debate no se tiene que centrar en el Islam sino que se debe ampliar a las religiones en general y su relación con el Estado. Se debería aclarar qué se entiende por “laicidad”, porque una cosa es la separación entre el poder político y administrativo del Estado y el poder religioso, y otra, que el Estado no reconozca ninguna religión, com sería la laicidad “a la francesa”. La laicidad no se entiende igual en toda Europa, pero lo que está claro es que la mayoría de los musulmanes no cuestionan el marco institucional en el que viven, sino todo lo contrario, se esfuerzan por adaptarse al marco jurídico existente.
J.P. : Analice esta afirmación: "Hace 20 años no había ni una sola estudiante en mis clases que se cubriera con el hiyab; ahora un 80% lo hace" (Hoda El Sadda, catedrática de la Univ. de El Cairo).
N. A. : Lo que realmente sería interesante, sería saber cuántas estudiantes había en la universidad hace veinte años y cuántas hay hoy en día. Digamos que para mí el hecho de que lleven pañuelo o no, no es importante. No nos tenemos que equivocar de lucha: lo que importa es que las mujeres tengan acceso a la educación, con o sin pañuelo.