Entrevista a Carlos Amigo Vallejo, Cardenal-arzobispo de Sevilla
—Monseñor, ¿existe a su juicio alguna solución definitiva para que el Islam se integre en occidente?
Hay siempre una solución. Cuando nos acerquemos unos a otros hay que hacerlo sin nigún tipo de prejuicios y siempre con unas motivaciones comunes, como el trabajo por la familia, el trabajo por la educación, por la salud, por la paz y por vivir libremente nuestras creencias. En esto vamos a coincidir todos siempre, creo que este es el camino. Vamos a pensar que no siempre con palabrerío vamos a solucionarlo todo, las soluciones nacen de trabajar entre todos una parcela común.
—¿Su época en Tánger le sirvió para conocer el Islam más de cerca?
Muchísimo. No sólo por las lecturas, por las conferencias que he asistido o por los encuentros y los congresos se aprende. El contacto con las personas es lo más importante. En Tánger convivíamos judíos, musulmanes y cristianos y celebrábamos nuestras fiestas, nos invitábamos mutuamente, intercambiábamos alimentos y hablábamos de nuestras cosas. El lenguaje de la vida es el que da la sabiduría.
—¿Es tan grande la diferencia social y cultural entre occidentales y musulmanes?
Desde el punto de vista cultural sí y es lógico. No es una cuestión de distancia porque el estrecho de Gibraltar tiene 16 kilómetros, ocho para cada uno, pero en la cultura están la historia, la religión y las leyes. Y hay muchas diferencias entre los musulmanes de un país y de otro, le puedo poner el ejemplo de los marroquíes con los iraníes.
—Si todos los pueblos del mundo viviesen la religión desde lo personal y no estuviera presente en los círculos de poder, ¿iría todo mejor?
En el encuentro que celebramos en Libia, Muamar Gadafi nos dijo que lo peor que podía haber era un persona que no creyera en nada porque no hay puntos de referencia para dialogar con ella. Necesitamos una trascendencia, una persona religiosa siempre tiene un código moral y respeta a las personas. Puede haber cosas con las que no estemos de acuerdo, nosotros no tenemos otro camino que el Evangelio y Jesucristo y precisamente desde el Evangelio tenemos que respetar a los demás y una persona fiel y religiosa siempre tiene un código de conducta moral muy apreciado bajo todos los puntos de vista.
—¿Debe la Iglesia hacer declaraciones públicas y posicionarse sobre ciertos temas?
La Iglesia es conciencia crítica de la sociedad igual que lo es intelectualmente una universidad, no podemos esperar que cuando hablemos nos pongan alfombras. Cuando se manifiesta una opinión en público habrá quien esté de acuerdo y quienes no lo estarán. Lo peor que podemos hacer es callarnos. Las universidades, los ateneos, las academias o las comunidades de vecinos tienen que decir sus cosas. No pensemos que como opina todo el mundo vamos a agachar la cabeza. Hay que aceptar la crítica y la confrontación.
—¿Qué entiende por matrimonio y familia?
El matrimonio para los católicos es la unión entre un hombre y una mujer con carácter de indisolubilidad. Así entendemos el matrimonio y la familia.
—¿Qué opina de que hubiera un partido político que llevara el aborto en su programa?
El aborto es una auténtica aberración desde cualquier punto de vista, es truncar la vida de una persona que no ha salido del vientre de su madre, es una atrocidad desde todos los aspectos. A veces se camuflan cosas con la despenalización, si una cosa se despenaliza es señal de que no es mala, pero eso es muy equívoco.
—¿Es partidario de la investigación con células madre?
Sí, sin matar a nadie. Hay células madre adultas que están en el cordón umbilical y en otros tejidos que se pueden extraer sin matar a nadie.
—¿Qué significan las sentencias que hay contra la Educación para la Ciudadanía?
Cuando menos, que no se puede hablar tan claro de imponer. Una cosa es educar en la Constitución de España, que es lo que debería ser, y otra es adoctrinar con otras cosas distintas.
—¿Qué le parece la gestión del Papa Benedicto XVI?
En el viaje a Estados Unidos se ha visto su auténtica categoría. En un país con muchos problemas y tensiones con la Iglesia Católica, la categoría de un Papa que habla poco se va a ver porque cuando habla es todo un manantial de sabiduría y de esa luz que todos necesitamos.
—¿Le gustaría llegar a Papa?
Se está muy bien siendo el arzobispo de Sevilla.
—¿Si volviera a nacer, elegiría el mismo camino?
El de Franciscano.
—¿El reto más grande que afronta la Iglesia?
Hacer ver a Dios a todos los hombres, lo que hasta ahora hemos venido haciendo.
—¿Qué le gusta hacer en su limitado tiempo libre, tiene alguna afición especial?
Me gusta mucho el fútbol, soy del Atlético de Madrid y llego al extremo de que cuando pierde esa noche no ceno, podrá comprobar que llevo mucho tiempo en ayunas.