Las demandas argumentan que la Santa Sede conspiró con las diócesis católicas y con las órdenes religiosas para cambiar de sede a los sacerdotes acusados de pederastia y evitar así que fueran enjuiciados.
Jeff Anderson, abogado de los demandantes, explica que El Vaticano es señalado como culpable porque hay evidencias de que la Santa Sede puso en práctica una política en la que instruyó a sus obispos y diócesis para que encubrieran los abusos sexuales de sus sacerdotes.
«Todos los caminos llevan al Vaticano», destacó Anderson en una conferencia de prensa en la ciudad de Saint Petersburg, en Florida, donde fue interpuesta una de las demandas.
«El Vaticano está instruyendo a sus obispos en todo el país para que encubran los abusos sexuales», reiteró. «Debemos interponer estas demandas porque los niños en las escuelas y en las diócesis no están siendo protegidos por la Iglesia», explicó.
Según los expertos, establecer una relación entre la conducta de los sacerdotes y sus diócesis con el Vaticano y el papa Juan Pablo II es una acción legal inusitada.
Bob Sherman, abogado del bufete Greenberg Traurig de Boston, dijo que «es un gran salto en el océano, en forma figurada y literal, alegar que el propio Pontífice tuvo un papel directo en la protección de los sacerdotes pedófilos. Decir que el Papa tuvo complicidad es el tipo de extralimitación que podría afectar a otras demandas».
Un misionero salesiano en California
En el caso de Pinellas, Rick Gómez, de 28 años y que vive actualmente en California, afirmó que fue objeto de abuso por un misionero salesiano que le daba clases cuando cursaba el séptimo grado en Mary Help of Christians School, una escuela en Tampa.
Gómez, que lloró durante la conferencia de prensa donde se anunciaron las demandas, relató que fue objeto de abusos sexuales en la escuela, el dormitorio y durante las actividades fuera del recinto educativo. También manifestó que tenía una «fe ciega» en el religioso y en la Iglesia Católica, aun cuando sentía que lo que estaba sucediendo estaba mal.
En la demanda presentada por su caso se menciona al Vaticano, al obispo de la Diócesis de Saint Peterburg y a la orden salesiana, a la que pertenecía el religioso acusado de abuso.
También se pide una compensación económica de más de 15.000 dólares (17.128 millones de euros, 28,5 millones de pesetas), según informó Anderson, quien precisó que el supuesto abuso fue cometido en 1987 y denunciado ante la policía de Tampa dos años después.
De Irlanda a EEUU
El acusador en el caso de Portland, cuyo nombre no fue revelado, presentó la demanda contra un sacerdote que ya murió y que presuntamente abusó de niños en Irlanda y luego se trasladó a Estados Unidos. Según los documentos consignados ante el tribunal, el reverendo Andrew Ronan abusó de la presunta víctima entre 1965 y 1966, cuando ésta tenía 15 años.
Los abusos se produjeron en varios lugares de Portland, entre ellos, en un monasterio. La demanda fue presentada contra el Vaticano, la Archidiócesis de Portland y la orden de los Frailes Siervos de María, y busca compensaciones económicas por daños por más de 75.000 dólares.
El obispo católico de Chicago es mencionado también en esta demanda porque el sacerdote estaba al servicio de una parroquia en esa ciudad, donde fue denunciado por molestar a niños. La Iglesia lo trasladó entonces a Portland.
Las demandas se han interpuesto en el marco de una creciente ola de escándalos al descubrirse más casos de sacerdotes acusados de pederastia en Estados Unidos, después de que un sacerdote de Boston, John Geoghan, resultó convicto de abuso sexual de un niño.
Se sospecha, aunque no se ha podido probar en el tribunal, que el sacerdote Johhn Geoghan molestó a más de 130 niños durante varias décadas en las diferentes parroquias donde trabajó.
‘Cáncer’ de la Iglesia
Al mismo tiempo, la archidiócesis de la Iglesia Católica de Nueva York ha anunciado la entrega a los fiscales de una lista con los casos que involucraron a sacerdotes acusados de abuso sexual contra menores durante las últimas cuatro décadas.
Se trata de otro recurso para contrarrestar la ola de críticas que ha recibido en los últimos tiempos la Iglesia, acusada de haber tratado inadecuadamente esos casos.
Mientras tanto, en Los Angeles, el cardenal Roger Mahony, que encabeza la mayor archidiócesis católica de Estados Unidos, precisó que los sacerdotes con conducta sexual impropia son un «cáncer» que seguirá afectando a la Iglesia hasta que se elimine «la última célula infectada».