El Papa Benedicto XVI, de 81 años, ha anunciado que la próxima Jornada Mundial de la Juventud se celebrará en Madrid en 2011 y que espera participar en ella.
Con estas Jornadas, ideadas por el difunto Papa Juan Pablo II, la Iglesia intenta contactar con los jóvenes católicos del mundo en un momento en que, afirma, el culto al individuo y el consumismo se han convertido en grandes distracciones en sus vidas.
El último día completo de su visita a Australia, donde ha celebrado su último encuentro con los jóvenes, el Pontífice hizo su anuncio e instó a una gran multitud de jóvenes a tener cuidado del creciente "desierto espiritual" que con frecuencia acompaña a la prosperidad moderna.
"En muchas de nuestras sociedades, junto a la prosperidad material, se está extendiendo un desierto espiritual: un vacío interior, un miedo sin nombre, una tranquila sensación de desesperación", dijo en su homilía.
Unos 200.000 jóvenes peregrinos acamparon en un circuito de carreras durante la noche, cifra que superó los 300.000 asistentes por la mañana, cuando los residentes locales acudieron a la pista.
En un tributo a los pueblos nativos de la región, un grupo de bailarines de los países de las islas del Pacífico Sur bailaron frente al Papa con vestimentas de caña, en un marcado contraste con el atuendo rojo y dorado del papa.
El mensaje del Santo Padre para la gente joven ha sido muy tradicional en estos cinco días de visita: deben evitar la "libertad falsamente concebida" y buscar por el "río subterráneo" de los valores cristianos que les ayudarán a construir sus vidas sobre cimientos firmes.
En Australia, donde se celebra el Día del Orgullo Gay más grande del mundo, las enseñanzas de la Iglesia suelen caer en oídos sordos.
Más de 5 millones de australianos se describen a sí mismos como católicos, pero menos de 1 millón va a misa los domingos y la cifra podría haber caído a cerca de 100.000 en los últimos 5 años.
