La catedral vuelve a mostrar la fachada tras 5 años de obras
COMENTARIO: Una vez más las ayudas para mantenimineto del Patrimonio de la iglesia, se conceden sin que sepamos de ninguna contrapartida hacia la ciudadanía que costea, a través de sus impuestos, tales obras.
Cuando Barcelona está a punto de iniciar otro verano de obras, reconforta ver cómo hay un proyecto, aunque sea en un edificio histórico, que avanza hacia su finalización. Si a principios de semana desaparecía la gigantesca lona que cubría la catedral de Barcelona desde el año 2004, ayer empezó a retirarse parte de la estructura metálica que la soportaba y sobre la que los operarios han posado sus herramientas para sacar brillo a la maltrecha fachada. Los extranjeros que paseaban ayer por la plaza de la Catedral no se daban cuenta del cambio. Es lo que tiene ver algo por primera vez. Pero los que pasan a diario o incluso trabajan junto a ella, hace días que se friegan los ojos al verla. En la óptica que hay justo enfrente, uno de los empleados aseguraba que el enorme traje publicitario de la seo se quitó el lunes y que se hace «raro» no ver el dibujo que simulaba un impoluto templo que ahora parece más de carne y hueso.
Con el rostro recuperado, los trabajos se centrarán ahora en el cimborio y en rehabilitar la estatua de santa Elena, que fue retirada de lo alto de la catedral hace un mes para pasar una laboriosa ITV. Una persona que conoce bien la historia del templo aportaba ayer una teoría inquietante. Esta hipótesis habla de una empresa de telefonía que habría pagado una millonada para que su imagen saliera estampada en la famosa lona durante un determinado periodo de tiempo. Según la versión de esta persona, «hace ya semanas, incluso meses, que dejaron de trabajar en ese andamio, pero los operarios tuvieron que esperar a que expiraran los derechos de explotación de la tela para poder retirarla y dejar la fachada a la vista».
PRESUPUESTO DISPARADO / En octubre del 2006, este diario informaba de un presupuesto para reformar la catedral cercano a los 5,2 millones de euros. Esa cifra –que sufragan el Ayuntamiento de Barcelona, la Generalitat, el Gobierno central y empresas privadas– ha aumentado hasta los 12 millones de euros. Medidas como apadrinar una piedra de la seo o cobrar la visita al templo en ciertas horas del día –cinco euros por persona, a pesar de que la web del consistorio mantiene el precio de cuatro euros que se actualizó hace ya cierto tiempo– también han ayudado a sacar adelante el proyecto.
Los trabajos en el cimborio serán especialmente delicados, ya que la cúpula de la catedral deberá ser desmontada pieza a pieza por culpa de un trabajo, digamos algo chapucero, del siglo pasado. Resulta que se decidió grapar las piedras con piezas de metal que con el tiempo se han ido oxidando, y ahora, al ganar volumen, ponen en serio peligro la estabilidad de la roca. No es el caso de la estatua de santa Elena, que durante los próximos cinco meses recibirá las atenciones y mimos de un equipo de personas que intentará devolverle el brillo que tenía cuando fue alzada a las alturas en 1913.