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Desgraciadamente cuando hablamos de religiones nos encontramos con un gran problema “ético” pues por un lado es ético el respetar las creencias de cada uno y su “defensa” a ultranza que hacen de esas creencias y que consideran que son las únicas verdaderas y racionales y su “fin espiritual” de sus vidas. Pero por desgracia cuando observamos que esas religiones se sustentan en mentiras continuadas y las convierten en una forma de conseguir intereses alejados de lo que predican, nos encontramos como que hablar de una ética en las religiones es irracional y que no existe tal ética en sus actuaciones, pues esta se apoya en la mentira continuada y en la manipulación abusiva falaz de sus argumentaciones con el fin de aumentar su poder económico y social. Pues bien, si eso pasa en todas las religiones, en la Iglesia Católica española, la “ética” no existe, ni se le espera y lo que si se observa es que vive en una mentira continuada en la cual se apoya para engañar y manipular e incluso hacer que las voluntades y libertades de aspectos no religiosos cambien y con ello provocar el odio hacia otros seres humanos, sobre todo a aquellos que no profesan su religión o no creen en ellas, todo lo contrario que pone “su biblia” y predican.
La influencia de la religión católica en nuestro país viene desde muchos siglos atrás y con unas consecuencias nefastas muchas veces: expulsiones genocidas de judíos, musulmanes, juicios sumarísimos, tribunales de inquisición hasta el siglo XIX, siendo su última víctima irracional, de esta inquisición, un maestro Cayetano Antonio Ripoll que fue ahorcado el 31 de julio de 1826 tras ser acusado de no creer en los dogmas católicos y si eso fuera poco su influencia irracional fue su participación activa en el golpe de estado del 36, su participación en los irracionales juicios y genocidios producidos para establecer una España nacional católica, para así poder abusar de un poder ,que su “biblia” crítica y para seguir recortando libertades y decidir en “nombre de su dios” quien debería vivir y como debía ser la vida de los que quedaban y hasta donde debía llegar sus libertades. De ahí que su gran mentira sea que la iglesia católica está con la gente humilde y al servicio de los que menos tienen y del pueblo, pues la realidad y su verdad es que han estado siempre con el poder, con los poderosos y a favor del clasicismo, pues ellos son clasistas e incluso algunos prelados han abusado de menores y alentado a la homofobia entre otras irracionalidades.
Por desgracia y por culpa del Concordato con la Santa Sede aprobada por el PP y mantenida por todos los gobiernos que hemos tenido, la Iglesia Católica goza de unos privilegios irracionales
En resumen que utilizan la mentira, viven de ella, pues son capaces de apropiarse de bienes que no son suyos, más de 100.000 inmuebles han sido in matriculados por la iglesia católica, para su enriquecimiento personal, puesto que una parte de estos inmuebles son alquilados, o han sido vendidos, o incluso sacan rédito de entradas con la mentira de “donativos” para adecentar estos edificios arquitectónicos, como por ejemplo la mezquita/catedral de Córdoba, la torre del Micalet en la catedral de Valencia, cuando esto es mentira, pues ellos recogen el dinero de las entradas, pero la conservación de dichos edificios arquitectónicos es competencia de patrimonio nacional, es decir otra mentira de la iglesia la recaudación “ilegal” de algo que no les pertenece o se han apropiado ilegalmente mediante esas in matriculaciones. Por cierto, de lo recaudado, tampoco pagan IVA, y su mentira es que es un “donativo” cuando si no das, no te dejan entrar. Y lo peor es que lo recaudado no lo invierten en la gente necesitada sino lo utilizan para sus propios fines, como demuestran sus propios informes que adolecen de falta de transparencia, y aun así indican, continuando con sus mentiras, que montan hospitales, residencias, colegios, pero que la verdad es que con esas construcciones hacen negocio con los pacientes, con los ancianos y con los alumnos, que viven en esas residencias, son atendidos en esos hospitales, o son educados, aunque yo diría “adoctrinados” esos alumnos que tienen, están en su derecho.
Mienten cuando piden marcar la X en la declaración de hacienda puesto que no dicen que de los 320 millones que el estado les dio cuando la ciudadanía marca la X a la iglesia, el 70% va destinado al pago de la curia arzobispal, 5 millones a publicidad, 2 millones a medios de comunicación afines a ellos e incluso 20 millones a invertir en fondos de inversión, esa es la verdad, puesto que a la atención de los necesitados nada, como demuestra su propio informe que la aportación a Caritas es de 0 euros, lo que demuestra sus mentiras y eso que la falta de transparencia es total, como demuestra que por todo, la X y otros conceptos educación y los acuerdos que tiene el estado con la iglesia católica por culpa del Concordato, esta recibe más de 12.000 mil millones de euros, lo que representa el 1% del PIB bruto de España, es decir esto representa más que el presupuesto total que tienen muchas de nuestras comunidades autónomas. Es decir son un estado dentro de otro estado que es subvencionado por los creyentes y no creyentes y por desgracia sin someterse a una transparencia y gozando de unos privilegios basados en mentiras y en la no ayuda a los necesitados y si en aumentar su propio enriquecimiento personal y colectivo y así poder continuar teniendo el poder ideológico y de recortar derechos y libertades a través de unos “púlpitos” que utilizan de manera irracional y alejados de la “biblia” que dicen practican y predican.
La iglesia católica es una mentira y esa mentira la utiliza continuamente cuando para ellos, el aborto, la eutanasia, el robo, etc… son “pecados” pero ellos las utilizan, pues algunos de ellos abusan de menores, han robado apropiándose de bienes que eran públicos o de personas que no les pertenecían. Incluso durante y después del golpe de estado comerciaron con los niños robando niños a gente humilde o a “rojos” como ellos llamaban para dárselos a gente rica, o españoles de honor “según decían”. Es decir, mentían para robar y así hacer negocio y mantener sus estatus y todo incluso hasta la década de los 70 en el siglo XX. Pero pese a todo su influencia continua y sus mentiras también pues utilizan sus lugares de culto y sus medios, pagados por todos, para continuar prevaricando, adoctrinando y atacar los principios de libertad y los valores democráticos con el fin de crear adeptos cargados de odio y crispar a la sociedad para así no perder ellos su “chollo“ económico y su estatus y su “verdad” que no es otra cosa que su enriquecimiento a costa del estado y del contribuyente, sea creyente o no y mantener su mentira que es “ayuda al necesitado” como indica su “biblia”.
Todas las religiones puede que sean iguales, pero por desgracia y por culpa del Concordato con la Santa Sede aprobada por el PP y mantenida por todos los gobiernos que hemos tenido, la Iglesia Católica goza de unos privilegios irracionales como exención del IVA, no pagar impuestos y recibir dinero público que incluso al final de año les sobra, lo que es ilegal pues no se deber dar dinero si hay sobre dimensionado la subvención económica. La mentira pues es que la iglesia está al servicio del necesitado y del pueblo, cuando la verdad es que se sirve de él. Pero claro existe el refrán “con la iglesia hemos topado”. Pero ya está bien hay que denunciar las mentiras de esta iglesia, denunciar el Concordato, pues solo así acabaremos con unos privilegios y un estatus económico que no debemos pagar todos aquellos que no somos creyentes y deben vivir y tener el dinero que sus creyentes quieran aportar, porque como he dicho al principio creer en la iglesia católica y en las creencias que predica ética-mente es respetable y debe ser respetada, pero cuando se utiliza la mentira para adoctrinar y enriquecerse a costa del dinero de toda la ciudadanía, sea católico o no, eso es otra cuestión.
Ahora solo hace falta indicar ¿quién es el que le pone el cascabel al gato? ¿Siendo el gato la Iglesia Católica?
Ximo Estal Lizondo | Socio de Europa Laica y miembro de la Junta de Valencia Laica