No se puede pretender justificar la enseñanza del Islam como forma de acabar con el radicalismo islámico, primero porque la escuela no es la institución competente en dar una formación confesional como pretenden las comunidades islámicas, que tratan de aprovechar el miedo ante el terrorismo islámico para conseguir que el Estado financie la enseñanza del Islam en los centros escolares, como ya se hace con la católica. Ninguna religión como materia confesional debe estar en la escuela. Para ello están las mezquitas, las parroquias, las sinagogas o los templos. En segundo lugar la formación religiosa por su propia falta de racionalidad, basta leer los programas escolares de todas las religiones en la escuela, para ver como inculcan la dependencia de un ser y el uso de unos libros sagrados revelados por ese dios e interpretados por la iglesia o los clérigos correspondientes, que no facilita la autonomía de juicio que debe seer la base de todo proceso educativo. Podemos respetar las creencias o convicciones, pero en modo alguno amparar desde la institución pública esas formas particulares de entender el mundo y los fanatimos que en ocasiones generan.
Solo un 5% de los estudiantes musulmanes cursa religión islámica en España
De los más de 290.000 estudiantes musulmanes en España, solo un 5% recibe enseñanza religiosa islámica, según el último estudio demográfico elaborado por la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE). Sin embargo, expertos y asociaciones insisten en la importancia de esta educación para evitar la deriva extremista de jóvenes que, de alguna manera, se sienten excluidos. “Es por lógica, conociendo la esencia islámica, de forma automática se alejan de todo tipo de radicalización”, son palabras de Riay Tatari, presidente de la Comisión Islámica e imán de la mezquita central de Madrid. “El Islam es una religión de paz y de convivencia”, apunta.
La fundación Al Fanar, afincada en Madrid, realiza talleres con alumnos de 15 centros madrileños en los que se busca combatir la islamofobia así como integrar a estudiantes que por su condición religiosa puedan sentirse rechazados en su entorno. “Las redes extremistas de captación se ceban del desconocimiento de estos chavales”, afirma Mónica Carrión, portavoz de la asociación. Aunque la labor de los talleres no es explicar el Islam, Carrión cuenta que existe una falta de información generalizada en la materia. “Países árabes como Túnez o Marruecos se han dado cuenta de que el problema que tienen de captación de jóvenes se ha debido a una formación inadecuada, no ha habido un sistema educativo religioso moderado que fuera un contrapeso del radicalismo”, explica. Desde la asociación consideran que cuanto mayor acceso tengan los jóvenes a un Islam moderado, menos riesgo tendrán de ser captados. La misma opinión tiene el periodista Ignacio Cembrero que, en su libro La España de Alá, afirma que se debe fomentar la creación de un Islam “europeo y abierto” para facilitar la integración de los inmigrantes musulmanes.
En el colegio Montpellier, en Madrid, no se imparte clase de religión islámica. Sin embargo, su profesor de Geografía e Historia, José Ramón Romo, lleva a sus alumnos de segundo de ESO a visitar el Centro Cultural Islámico de Madrid, situado a unas manzanas del colegio, desde hace 15 años. Romo explica que los estudiantes musulmanes en su centro están perfectamente integrados. Tanto es así que su director, Juan Luis Hidalgo, cuenta cómo algunos de sus alumnos musulmanes le ayudaron a poner el belén la Navidad pasada (el Montpellier es un colegio católico).
“La clase de religión podría ser importante a la hora de orientar y dar una versión correcta y pacífica del Islam”, afirma Mounir Benjelloun, presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI). Benjelloun considera que muchos jóvenes faltos de orientación terminan recurriendo a Internet: “En muchos de los casos terminan cogiendo mensajes radicales que no reflejan el concepto correcto del Islam”.
El primer currículo de enseñanza religiosa islámica en España es de 1996, el último, de Religión Islámica en educación secundaria obligatoria y bachillerato, se publicó en el BOE el 18 de marzo de 2016. En él se fijan como objetivo en secundaria la adquisición de “estrategias para tomar conciencia, predecir, detectar y prevenir toda violencia, en particular la violencia terrorista”. Por su parte, en bachillerato se busca que “los jóvenes de ambos sexos se preocupen y muestren su rechazo ante el fundamentalismo integrista”.
La ley asegura el derecho de recibir enseñanza religiosa de la doctrina que profesen a todos los estudiantes en España. Sin embargo, el ratio de profesores de religión islámica por estudiante es muy bajo. Según el Observatorio Andalusí, hay 55 profesores para los casi 300.000 alumnos. Son las Comunidades Autónomas las encargadas de la contratación del profesorado y esta, depende de las solicitudes de padres y alumnos – en la Comunidad de Madrid, por ejemplo, hacen falta diez peticiones para formar un grupo- para cursar la materia. De ahí que la Comisión Islámica haya pedido a los padres que demanden educación religiosa en los centros