¿A qué retos se enfrenta en su nueva andadura?
Es el mismo de siempre: la defensa de la calidad en la escuela pública. La nueva etapa lo que quiere conseguir es que los padres participen en el proceso de educación de sus hijos. Tenemos que superar la baja participación de los padres en colegios e institutos. El problema está cuando llegan a un consejo escolar, porque existe la costumbre de que los únicos que saben de esto son los profesionales de la educación, y eso no es así.
¿Y los ayuntamientos?
Queremos que se impliquen realmente en los consejos escolares, no sólo mandando a alguien a las reuniones.
Otro objetivo es lograr una escuela que integre…
Todos los colegios deben aceptar a alumnos con discapacidad, provenientes de colectivos minoritarios, de educación especial… Esa integración real se consigue con recursos y ahora hay niños que no pueden ir a los centros porque no están adaptados. Además, muchos necesitan un tratamiento específico que implica a educadores, logopedas y, en algunos casos, fisioterapeutas y médicos.
¿Qué opina de que se imparta religión en los colegios?
La religión pertenece al ámbito de lo privado y, por eso, ninguna confesión tendría que tener espacio dentro del currículum de nuestros centros educativos. Sería mucho mejor que la asignatura se convirtiera en una actividad extraescolar.