El Gobierno se resiste a resolver definitivamente el escollo de la asignatura de religión.
El Gobierno aplaza su decisión y regulará la asignatura en un decreto posterior
La nueva ley educativa aspira a ser un marco estable para "toda una generación"
La ministra de Educación presenta hoy ante las comunidades autónomas el borrador de la nueva ley, que da más importancia a la nota de selectividad.
Fuentes consultadas por La Vanguardia aseguran que el borrador de la reforma educativa que presenta hoy a las comunidades autónomas la ministra de Educación, María Jesús San Segundo, "pasa de puntillas" por dicha cuestión, al remitirse a la legislación vigente. Según las mismas fuentes, el texto se limitaría a realizar una exposición genérica, con referencias a la Constitución y a los acuerdos establecidos con las distintas confesionalidades, aplazando la posición concreta de la asignatura en el currículo del alumno hasta un posterior desarrollo mediante real decreto.
La difícil tarea de contentar a los agentes del sistema educativo, los partidos que deben apoyar al Gobierno para sacar adelante el trámite parlamentario de la reforma e incluso las diversas corrientes internas que cohabitan en el PSOE han convertido el primer redactado de nueva ley en un auténtico encaje de bolillos. Por ello, no es de extrañar que desde el Ministerio de Educación insistieran ayer por la tarde en que el departamento seguía "perfilando" algunos detalles del borrador. A falta de cambios de última hora, dicha propuesta recogerá también la educación gratuita a partir de los tres años, la implantación de una asignatura de educación para la ciudadanía, un mayor peso de la nota de selectividad y un cambio en el sistema de repetición de curso.
El borrador no recogería explícitamente la propuesta del Ministerio de Educación expresada a través del documento sobre el que ha querido pivotar el debate de la reforma educativa. La posición del departamento de San Segundo, defendida por el propio José Luis Rodríguez Zapatero hace unos meses, establecía que todos los centros estaban obligados a ofrecer la enseñanza confesional sin que su cualificación computara "a efectos académicos de cálculo de nota media de acceso a la universidad ni para la concesión de becas".
Además, se abría la posibilidad de que las familias pudieran pedir que aquellos alumnos que no quieran cursar religión no tuvieran ninguna asignatura alternativa. Este último aspecto suponía la única novedad con respecto a la situación a la que se enfrentan los alumnos en la actualidad puesto que, con la paralización parcial de la ley del Calidad por parte del Gobierno socialista, nunca se llegó a aplicar que la asignatura confesional tuviera el mismo peso que las matemáticas.
Ni tan siquiera el PSOE ha conseguido ofrecer una imagen de unidad frente a una cuestión muy polémica que se ha convertido en el epicentro de buena parte de los desencuentros protagonizados entre el Gobierno de Zapatero y la Iglesia española.
En las últimas semanas, el ala católica del Partido Socialista Obrero Español, con Carlos García Andoin, ex colaborador del nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, al frente, ha propuesto al ministerio un modelo diferente al establecido en el programa electoral, al poner sobre la mesa la opción de una nueva asignatura con contenidos comunes tanto para los que quieren recibir una formación confesional como la no confesional.
Un portavoz del departamento la calificó de "una propuesta más que hemos recibido en los últimos meses". Aunque aún está por concretar el día, desde ambas partes se da por hecho que Blázquez y Rodríguez Zapatero tienen muchas posibilidades de reunirse antes de que acabe la semana, por lo que un texto abierto sobre la asignatura doctrinal sería un buen preámbulo para que dicho encuentro se desarrolle en un ambiente positivo.
Por su parte, Victorino Mayoral, representante del PSOE en el Intergrupo por el Laicismo del Congreso de los Diputados, calificó ayer a Cristianos Socialistas de "un grupo muy minoritario, no representativo del pensamiento global del partido", y señaló que su propuesta supone un "planteamiento inoportuno y carente de fundamento" que significaría una "peligrosa mezcla de la educación religiosa con los valores que se podrían enseñar en educación en ciudadanía". Fuentes conocedoras de las líneas básicas de la nueva ley indican que el borrador habla de esta nueva asignatura, pero no concreta en qué cursos ni en qué ciclo deberá impartirse.
El ala conocida como Cristianos Socialistas, que "aún se están instalando en la sede de Ferraz", según un portavoz del PSOE, declinó ayer manifestar a La Vanguardia su opinión sobre el debate de la religión en la escuela.
Por otra parte, después de numerosos debates técnicos, desde Educación apuestan por aprobar una ley que supondrá la unificación de un sistema normativo plagado de textos legislativos que se han ido superponiendo a lo largo del tiempo. "Este texto pretende ser un marco legal estable para toda una generación y por ello supondrá refundir normativas anteriores y la derogación de la mayoría de leyes orgánicas salvo la ley de Derecho a la Enseñanza (LODE), de 1985", aseguran.
La nueva normativa también irá acompañada de una memoria económica, tal como han reclamado la mayoría de organizaciones educativas y partidos políticos. Sin embargo, no será establecida hasta que el Consejo de Ministros la apruebe cuando el borrador se convierta en anteproyecto de ley.
Junto a la cuestión competencial, era la dotación presupuestaria el núcleo de las reclamaciones de la consellera Marta Cid al Ministerio de Educación, por considerar que se trata de una condición sine qua non para llevar a cabo políticas que aumenten la calidad de la enseñanza en Catalunya.
Ayer mismo el portavoz de Educación del grupo parlamentario Socialista, Raimundo Benzal, expresó su confianza en que el texto de reformae ducativa "será flexible, atenderá las sugerencias de la comunidad educativa, respetará las competencias autonómicas y dará respuesta a la estabilidad educativa que toda la sociedad demanda".