La vicepresidenta del Gobierno ha descolocado al PSOE. El anuncio de que en esta legislatura se reformará la ley de libertad religiosa dejó el miércoles fuera de juego tanto a los diputados socialistas de la comisión constitucional del Congreso, ante quienes expuso sus planes, como a la propia dirección del partido. La conveniencia de modificar o no esta normativa fue ampliamente discutida por la formación durante los meses previos a las elecciones generales del pasado 9 de marzo, justo en plena polémica con los obispos por sus críticas a la política de Zapatero. Finalmente, se consideró que no era prudente lanzarse a la piscina.
No faltan socialistas sorprendidos con que se haya pasado a la determinación firme de abordar la reforma. «Más de uno se habrá llevado las manos a la cabeza», asegura un dirigente persuadido de que el enfrentamiento con la Iglesia alejó al PSOE el pasado marzo de su electorado más moderado. En la dirección socialista tampoco ocultan su estupor.