Los análisis dan credibilidad a las acusaciones de “Daniel” sobre todos los investigados por abusos sexuales. El informe pericial podría servir para apuntalar la imputación de los doce “Romanones”
El padre Román M. V., líder del denominado «clan de los Romanones», y principal encausado en la investigación por abusos sexuales a menores en Granada, por el que se investiga a diez sacerdotes y dos laicos, mantiene unos testimonios «altamente deshonestos» que «ocultan la verdad e incluso la alteran». Esta es la conclusión del informe pericial llevado a cabo por el Servicio de Análisis de la Conducta de la Policía Nacional, al que ha tenido acceso RD.
El informe se une al practicado con anterioridad a «Daniel», la víctima de abusos sexuales, y la contraposición de ambos resulta fundamental a la hora de esclarecer el caso. Así, mientras las palabras de Román, sus gestos y su comportamiento durante las periciales restan «credibilidad» a su relato, las mismas pruebas practicadas a la víctima constatan que éstas son «altamente honestas».
La Policía, con sendos informes, reconoce la alta credibilidad de la denuncia, en la que se acusa no sólo al padre Román, sino a otros nueve sacerdotes y dos laicos, que no han sido exonerados, pues todavía no se han resuelto los recursos contra la imputación únicamente de Román planteados ante la Audiencia Provincial de Granada. El alto tribunal está a la espera de que el juez instructor, Antonio Moreno, eleve estos nuevos informes, antes de decidir si se pronuncia o no.
Estas nuevas diligencias, así como la petición de todos los informes eclesiásticos tanto al Arzobispado de Granada -que a día de hoy sigue sin contestar- como a la Santa Sede, podrían dar un vuelco a las decisiones judiciales, y solicitarse también periciales para, al menos, las otras tres personas -dos sacerdotes y un laico, el ex profesor de Religión- que fueron detenidos el pasado mes de noviembre.
Los informes policiales de «Daniel» y Román se basan en varias declaraciones grabadas, en las que se analizan tanto las palabras como los gestos, actitudes, tics o modulaciones de voz, para establecer una suerte de «ADN psicológico», así como la credibilidad de sus relatos. Tras el análisis de ambas, la conclusión es rotunda: el testimonio de la víctima es infinitamente más verosimil que la del acusado, especialmente en lo conductual.
El anterior informe sobre la credibilidad del testimonio de la víctima también otorga un alto grado de credibilidad a los testimonios del denunciante en contra de los otros nueve sacerdotes y dos laicos que fueron denunciados en su día y que, contra lo que se ha publicado en algunos medios, siguen imputados mientras la resolución del juez -o de la Audiencia- no tenga carácter definitivo.
Por otro lado, el Juzgado ya ha recibido la documentación requerida por parte de la Conferencia Episcopal, mientras desde el Arzobispado de Granada, de nuevo, no se ha recibido información alguna.
Las partes plantean requerir al juez que dé un plazo «perentorio» para contestar al requerimiento, y que se confirme la declaración de la responsabilidad civil subsidiaria de la diócesis. Por su parte, la Santa Sede todavía no ha recibido, por el conducto reglamentario (Ministerio de Justicia, Asuntos Exteriores y Nunciatura), el requerimiento judicial pertinente.