En el verano en el que las francesas decidieron volver a utilizar la parte superior del bikini, Europa no parece preparada para aceptar que las mujeres musulmanas quieran cubrir su cuerpo totalmente a la hora darse un baño. El burkini ha sembrado la polémica en el estío francés e italiano, con cruces de declaraciones en las que aparecen términos como “racismo”, “higiene”, “laicismo” y “libertad”.
El burkini fue un éxito de ventas desde su llegada a los mercados en enero de 2007, de la mano de la diseñadora australiana Aheda Zanetti, que lanzó el modelo a través de su web, Ahiida. No sólo las musulmanas decidieron hacerse con esta prenda, que respeta los cánones del islam en cuanto a la vestimenta de mujeres, sino que cristianas conservadoras, enfermas de cáncer o víctimas de quemaduras también se interesaron por adquirirlo.
El último caso se dio en Verona, donde una mujer que se bañaba en burkini provocó las protestas de varias madres que decían que la bañista, así vestida, “asustaba a los niños”. Ante la solicitud del gerente de la piscina de que le mostrase la etiqueta para ver el tejido del bañador, la mujer abandonó y la polémica estalló.
Según el director del recinto, Cristian Panzarini, en declaraciones recogidas por La Repubblica, él solamente queía saber “si el vestido cumplía los parámetros higiénico-sanitarios, porque hay determinados materiales que pueden usarse y otros no y (…) además, la regla exige que se usen trajes de baño que muestren posibles heridas o enfermedades de la piel”. Sin embargo, más allá de motivos que afecten a la salud, el alcalde de Verona, Flavio Tosi, de la derechista Liga Norte, indicó que si la mujer se quiere bañar así “que se vaya a cualquier mar islámico”, según declaraciones recogidas por Il Corriere della Sera.
La polémica ya se había desatado en Francia el mes anterior. Una mujer musulmana acudió a bañarse con su burkini a una piscina de Emerainville, ciudad al este de París. El primer día funcionó, pero días después no la dejaron alegando que está prohibido bañarse vestido. El alcalde de la población, Alain Keylor se defendió de las acusaciones alegando que “este caso no tiene nada que ver con el Islam, sino con las normas de higiene que no permiten que alguien se bañe vestido”.
¿Racismo, libertad o higiene?
“Hay elecciones, simplemente elecciones de mujeres. Eso es todo”, así defiende el uso del burkini su creadora, en cuya web se ofertan diversos modelos del traje de baño que han dado lugar a la polémica.
La opción de escudarse en la higiene también ha sido utilizada por el alcalde de la localidad piamontesa de Varallo Sesia, Gianluca Buonanno (también de la Liga Norte), pero entremezclada con otros principios. “La vista de una mujer enmascarada podría crear turbación, sobre todo entre los más pequeños, sin hablar luego de los eventuales problemas higiénicos”. Buonanno ha prohibido el uso del burkini so pena de multa de 500 euros en piscinas y riberas del río.
En Francia, el partido en el poder, la UMP (unión por un Movimiento Popular), esgrimió también la defensa higiénica, pero esta vez fue rodeada del espíritu republicano galo. “Apoyamos esta prohibición no sólo en razón de los principios de la higiene, sino también en nombre de los valores de nuestra República”, dijo en un comunicado la diputada de Sena y Marne Chantal Brunel. “Toda comunidad que viva en Francia tiene que adaptarse a sus valores y a las tradiciones laicas”, agregó.
En España, todavía estamos ajenos a esta polémica, pero cuando venga, lo hará envuelta en la necesidad de prohibir también cualquier prenda susceptible de haber sido utilizada en la calle. Una socorrista de una piscina pública madrileña preguntada por El Confidencial dijo que no tenían órdenes de impedir el baño de una mujer con burkini. “Si hay chicos que se bañan en bermudas ¿por qué ellas no?