El acceso de particulares, historiadores e investigadores en general a toda la información referida a bautismos y matrimonios de las parroquias valencianas será mucho más fácil cuando la asociación Raíces del Reino de Valencia digitalice los libros de todas ellas. Sus miembros llevan 14 meses trabajando y ya han conseguido compilar los datos de más de un centenar de municipios de Valencia y Alicante, que reúnen 900.000 registros ya disponibles en el Arzobispado de Valencia y la diócesis de Orihuela para poder ser consultados por orden alfabético, por apellidos o por rango de fechas.
Este trabajo de digitalización está auspiciado por la Unesco, que lo aprobó el pasado 30 de enero y conlleva la captura fotográfica de los libros de registro de las parroquias valencianas, algunas de las cuales contienen valiosa y relevante información genealógica de más de 500 años de antigüedad.
Todo surgió de Mamen Enríquez, ahora coordinadora del proyecto. Tras rescatar de los archivos la historia de su familia, se puso a ayudar a terceros en la misma tarea. “Me di cuenta de que algunos libros estaban en muy mal estado o de que les faltaban páguinas que habían sido arrancadas”. Tras ponerse en contacto con Xavier Serra, responsable de los archivos del Arzobispado, comenzó la tarea con sus propios medios. “Ahora las cuotas de los miembros de la asociación dan para la gasolina de los desplazamientos, pero todas las cámaras o las pistas de reproducción son de algunos socios que aportan el material voluntariamente”.
El proceso comprende la digitalización de todos los folios de los libros parroquiales mediante capturas fotográficas, la revisión de las capturas, la indexación final de todo el material y su puesta a disposición de los párrocos y las diócesis. La pretensión es “facilitar la labor de todo aquel investigador que quiera profundizar en la búsqueda de las raíces familiares o documentarse sobre la evolución de los apellidos”, cuenta Enríquez.
De la indexación de los registros hasta ahora digitalizados se desprenden datos asociados a la historia de algunos municipios, como el aumento de la mortalidad infantil en determinados periodos históricos, los movimientos de población por diferentes factores o la evolución de un determinado apellido. Enríquez pone como ejemplo que cuatro hermanos de un municipio que deberían tener el mismo apellido, aparecen registrados indistintamente como Alemany, Alemani o Alemañ. Esto sucedía porque “la mayoría de los habitantes no sabían leer ni escribir”, así que “cuando el párroco escribía sus nombres y apellidos no podían saber si estaba bien escrito”, aunque otro factor que resultó condicionante fue “si el párroco era o valenciano o castellanoparlante”.