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La noticia falsa que Rusia pilló de la Edad Media

La reciente tensión entre Rusia y Ucrania ha servido para repasar antiguas tensiones como la ocurrida en 2014, a propósito de un niño crucificado. La historia básicamente consistía en que una refugiada Halina Pyshnyak relataba cómo, delante de sus ojos, unos soldados ucranianos crucificaron a un niño de tres años en la plaza Lenin de Sloviansk. El canal ruso Perviy Kanal difundió la noticia y ésta pronto corrió como la pólvora.
Al final, ni en Sloviansk había una plaza que llamada Lenin, ni la refugiada era refugiada, ni tal crimen existió. Todo era un bulo que alcanzó tal difusión, que fue considerado una obra maestra de los fake news.

San Simón de Trento, una de las imágenes menos escabrosas de sus representaciones 

San Simón de Trento, una de las imágenes menos escabrosas de sus representaciones 

Eso sí, poco se habla de, que además de ser falsa, es un plagio en toda regla pues en tiempos medievales ya se empleaban exactamente estos bulos para soliviantar los ánimos y crispar a la población a base de sensacionalismo y mentiras.
Nada más morboso y abominable para cualquier cultura que el asesinato de un niño, lo vemos en el santoral con numerosos ejemplos, como la degollación de san Justo y Pastor o el martirio de san Quirce (que teniendo apenas meses fue estampado contra unas escaleras…) así hasta un sinfín de muertes que por sensibilidad del lector prefiero omitir. Pero lo realmente interesante de estas truculentas historias es la inexistencia de muchos de estos infantes, es decir, que lo único que existió fue su leyenda. Un mito con una intención muy clara: Difundir el odio.

Existe un sinfín de paparruchas sobre asesinatos de niños, incluidos bulos de niños crucificados

Existe un sinfín de paparruchas sobre asesinatos de niños, incluidos bulos de niños crucificados. 

En España las más famosas son las leyendas de Santo Dominguito del Val y el Santo Niño de la Guardia, quien pese a diferenciarse en el tiempo y la distancia son dos versiones del mismo relato. Un mito enfocado a la demonización de los judíos, acusando a estos del rapto y asesinato de un niño de estirpe cristiana, símbolo de la pureza y la indefensión.
La estructura es exactamente la misma, un grupo de judíos recelosos de las autoridades cristianas que los gobiernan, deciden atacar al conjunto de los católicos mediante un macabro ritual en el que se requiere el sacrificio de un niño cristiano y la profanación de una hostia.
Aquí ya comienzan los problemas a nivel narrativo, porque como dice Benjamín Netanyahu, los judíos tendrían que creer en el valor sagrado de la Santa Forma (con lo que dejarían de ser judíos) o si no el ritual macabro no tendría sentido, pero sigamos con el relato.

El Santo Niño de la Guardia (representado en la cateral de Toledo), pese a la devoción que pueda despertar, fue un personaje del que no existe evidencia histórica más allá de los bulos antisemitas 

El Santo Niño de la Guardia (representado en la cateral de Toledo), pese a la devoción que pueda despertar, fue un personaje del que no existe evidencia histórica más allá de los bulos antisemitas 

Una vez secuestrado el niño, se procedía al ritual, consistente nada menos que en hacer padecer al pequeño la Pasión de Jesús, hasta extirparle el corazón como apoteosis final.
Al final aquella salvajada es descubierta (generalmente por intercesión divina) y los asesinos son atrapados para ser ejemplarmente condenados.
¿Pero de donde surge este mito? Para el historiador José María Perceval son leyendas medievales de origen francés y alemán, mientras que en España las vemos por ejemplo (y admitidas como reales) en las Partidas de Alfonso X el Sabio:

“(…) los judíos ficieron et facen el día Viernes Santo remembranza de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo en manera de escarnio, furtando los niños et poniéndolos en la cruz, o faciendo imágenes de cera et crucificándolas cuando los niños non pueden haber.”Esto hace que los martires falsos se multipliquen como gremlins y tan pronto hay un Santo Niño de Sepúlveda, como otro en Valladolid, en el obispado de Coria, en Valencia…y siempre con las mismas características, la imprecisión más absoluta.
El caso del Santo Niño de la Guardia es el ejemplo perfecto, tan pronto se llama Juan como Cristóbal, su edad también oscila y en unas ocasiones se dice que tiene siete años y mientras en otra tan solo tres, al tiempo que su origen no es menos voluble, pues para unos es de Aragón, otros dicen que si había sido bautizado en San Andrés de Toledo, incluso existen versiones de que el niño era de Jaén o de la Rioja. Al final se simplificó en su nombre actual: El Santo Niño de la Guardia.
Lo que si fue tangible fueron las condenas por la muerte de este niño inexistente, pues si nos remontamos a 1491 nos encontraremos cómo las autoridades de los Reyes Católicos condenaron al judío Yuce Franco, quien, bajo tortura, confesó todo aquello que los inquisidores querían oír.

El castillo de Norwich, donde se refugiaron los pocos supervivientes de la matanza 

Otra noticia falsa, la del niño de Guillermo de Norwich, propición la muerte de numerosos judíos ingleses acusados injustamente. En la imagen, el castillo de Norwich, donde se refugiaron los pocos supervivientes de la matanza. 

Esto hizo que el bulo se difundiese implicando a distintas juderías castellanas como Ávila y Zamora, donde se supone que había más criminales implicados en tan horrenda historia.
En el fondo, es fácil de entender, que siendo todo el proceso en el año 1491, más que la aclaración de un crimen (que seguramente nunca existió), el proceso inquisitorial fue una burda maniobra publicitaria para caldear los ánimos antisemíticos dentro  de la sociedad, y consumar un año más tarde la expulsión de los judíos.
No por ello, la credibilidad dada a ambas historias fue menor, apareciendo multitud de representaciones artísticas de los niños crucificados e incluso reliquias como las guardadas de otro niño mártir en Zaragoza, el famoso Santo Dominguito del Val.

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