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La niñera de Uzbekistán que decapitó a un bebé en Moscú declara ante el juez que se lo “ordenó Alá”

Los canales federales de televisión en Rusia ignoran por completo en sus emisiones un crimen que puede desencadenar una ola de violencia ‘ultra’ contra los musulmanes

Apareció relajada, en ocasiones bostezando, en el interior de lajaula donde se sientan los acusados en los juzgados de Rusia. “Soy el mensajero de Alá. Hola a todos”, fueron sus palabras. Se trata de Gulchejra Bobokulova, la niñera uzbeka de 38 años responsable de la muerte por decapitación de una niña de cuatro años a la que cuidaba, y con cuya cabeza se paseó durante unos20 minutos en las inmediaciones de la estación de metro ‘Oktrabrskoye Pole‘ el pasado lunes. Los canales federales de televisión, la principal fuente de información para la mayoría de los ciudadanos rusos, han obviado en sus emisiones una noticia que podría desencadenar una oleada de violencia xenófoba en el país, al tiempo que el Kremlin se ha defendido de las acusaciones de imponer un régimen de censura en el país.

Bobokulova ha comparecido este miércoles ante la justicia por primera vez, y ha reconocido durante la vista su culpabilidad. El juez le ha decretado prisión incondicional durante dos meses mientras continúa la investigación y se le realizan exámenes psiquiátricos. No es considerada sospechosa de ningun delito de terrorismo.

ALUD DE CRÍTICAS

Mientras tanto, las principales televisiones rusas se han defendido del alud de críticas, tanto del interior como del exterior del país, por haber obviado el asesinato en sus emisiones. El portavoz del Kremlin,Dmitri Peskov, ha negado que desde presidencia se hubieran emitido a la dirección de las cadenas consignas para no mencionar el crimen, aunque ha aplaudido la decisión. “Es probablemente demasiado monstruoso para ser enseñado por televisión”, ha afirmado.

Muchos observadores creen que las autoridades pretenden así evitar un estallido de violencia ultra contra los inmigrantes musulmanes de Asia Central, en un país con un significativo porcentaje de población -cmo mínimo el 15%– que profesa esta creencia y donde se van acumulando las tensiones interreligiosas.

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