Si dios no fuera de derechas, esta ley ni tan si quiera se podría haber planteado en un parlamento democrático. Pero tenemos una derecha hecha a medida del santo. Esto es, de la Iglesia católica y su corporación de facciosos. Una derecha rancia, clerical, franquista, reprimida, asexuada y con voto de castidad.
De la mano de la doctrina cristiana y del franquismo volvemos a los tiempos oscuros, rancios, siniestros de la caverna. Tenemos un país en el que entre dictadura, derrota republicana, franquismo, clericalismo, monarquismo y transición sin revolución no somos capaces de limpiarnos de esos virus que invaden el cuerpo nacional: el miedo a la libertad. El poder en la sombra de una institución guerracivilista, dirigido por su mayor cruzado: Rouco Varela, ha decidió imponer la doctrina cristiana para acabar con la inocencia de la infancia y corromper la ausencia de sentimiento de culpa en los adolescentes.
Al golpe de decreto gobierna esta derecha franquista y clerical. Ha transformado la legislación en un golpe de Estado permanente desde la democracia contra las libertades. Se suponía que la transición había superado la dramática concepción de las dos Españas. Y no fue más que una puesta al día de los franquistas para, con paciencia, esperar a retomar el Poder para, desde él, imponer el clima dictatorial franquista.
Una derecha especialista en crear un neolenguaje orweliano. Se han creído que prohibiendo la palabra parado, se acabará con el paro; que prohibiendo la palabra desahucio, se acabará con los desahucios; que prohibiendo la palabra juventud, se acabará con el desempleo juvenil; que prohibiendo la palabra sexo, se acabará con el placer; que prohibiendo la palabra feminismo, se acabará con la igualdad de género; que prohibiendo la palabra homosexual, se acabará con la homosexualidad; que prohibiendo el hambre se acabará con el hambre; que prohibiendo las respuestas ciudadanas, se conseguirán otros 25 años de paz. De su paz bajo los cipreses. A 100.000 € de multa por gritar por la libertad.
Tenemos una derecha que gobierna aplicando la doctrina cristiana desde la legislación parlamentaria; que duerme junto a la encíclicas papales para aplicar luego sus doctrinas; que nunca mantiene relaciones sexuales porque es pecado mortal…Una derecha troglodita acostumbrada a vivir en las cavernas. Como si no existiera la civilización, el progreso, la libertad. Confunden sus sombras con las luces y pretenden dejarnos a todos a oscuras.
Una derecha quinta esencia de los valores cristianos: autoritaria, clerical, antifeminista y homófoba. Dispuesta a imponer su voluntad a los ciudadanos. A transformar a los ciudadanos en súbditos de dios. A utilizar la democracia contra la libertad. Confundiendo legalidad con legitimidad. Una derecha que llama inmovilistas a todas las fuerzas políticas que se le han opuesto porque confunde someterse a su voluntad con consenso. Ella no está inmóvil. Ella siempre retrocede, como los cangrejos, porque sólo tiene una dirección: el pasado: el pasado franquista y clerical.
Pretenden no sólo imponer valores cristianos, autoritarios, antifeministas y homófobos, en las escuelas, sino expulsar del sistema educativo a los hijos de trabajadores y clases medias para, y no olvidemos que este y no otro es su objetivo, ir vaciando las Universidades públicas de hijos de pueblo y de profesores ilustrados a fin de que la inteligencia progresista y atea sea eliminada del territorio hispano. Si eliminan la inteligencia alternativa, instaurarán el Reino de dios. Convirtiendo a éste en un feudo del papado. La enseñanza será privada o lo que es lo mismo, católica. Volveremos a la Edad Media de la ignorancia en la que el clero y esta derecha troglodita encontraron la felicidad.
Y ahora, por si alguien cree que se han civilizado u homologado a otras derechas occidentales menos clericales y más liberales, la Conferencia episcopal, como España es su Estado feudal, como que cree pueden legislar lo que les dé la gana en su beneficio, han decretado y mandado ejecutar a “sus” profesores de doctrina cristiana que impongan, en los centros educativos, todos los rituales de la Semana santa, creando un clima oscurantista y siniestro. Toda una simbología fascista y medieval. Imponiendo, así, lo que ellos llaman “su libertad religiosa” contra las libertades humanas.
Ha impuesto su propia ideología, la doctrina cristiana, a todos los españoles. Como en tiempos de la Inquisición. Ha declarado la guerra a todos los ciudadanos que nunca encontrarán acomodo ni político, ni económico, ni cultural, ni moral, ni ideológico en sus cavernas. Ella misma ha deslegitimado la tan idealizada “transición”. ¿Qué esperan? ¿Prohibir las elecciones?
No nos queda más alternativa que la República. Sólo ella pudo parar los pies a esta derecha clerical, fascista y guerracivilista, dirigida, por necia, como un pelotón de ejecución, por la Santa Madre Iglesia. Y mientras estos bárbaros avanzan sembrando de escombros intelectuales y morales el panorama, la izquierda ni se entera ni reacciona. ¿Tendremos que exiliarnos en la Francia republicana y anticlerical para sobrevivir con dignidad en libertad?
Javier Fisac Seco
Historiador, caricaturista y analista político, creador artístico