La Iglesia católica no se plantea autofinanciarse ni cambiar el modelo actual de financiación acordado en 2006 con el Gobierno, según ha dicho el vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal, Fernando Jiménez. Jiménez, quien participa desde hoy en las II Jornadas de Responsables de Economía de las Diócesis que se celebran en Córdoba, ha indicado a Efe que el acuerdo de finales de 2006 "acaba de ponerse en marcha" y ha recordado que "la Iglesia no recibe dinero del Estado como subvención, sino sólo lo que los contribuyentes asignan" en su declaración de la renta. De esta manera, la Iglesia tiene que apelar "a la generosidad de los católicos y de los que creen" a través de campañas de información "muy importantes" porque "tenemos el dinero en juego" y "la esperanza de que las cosas vayan bien".
En este sentido, ha destacado que en estos momentos la Iglesia recibe 153 millones de euros de los contribuyentes, lo que supone un "15 o un 20 por ciento del dinero que maneja", ya que el resto proviene de colectas o suscripciones.
No obstante, ha recalcado que las necesidades de la Iglesia "son inmensas" y que este dinero es importante para las diócesis, en especial para las más pequeñas. Por ello, la Iglesia tratará de hacer llegar a los ciudadanos el mensaje de que "no cuesta nada" apoyar a la Iglesia y que de esta manera se podrá mantener la actividad de la institución, sobre todo la social, de la que se benefician "2,5 millones de españoles al año". Jiménez ha precisado que la Iglesia atiende a 60.000 ancianos en las 800 casas de acogida diseminadas por toda España, a 100.000 personas en hospitales y a 500.000 en los centros contra la pobreza. Además, cada año la Iglesia atiende a 27.000 mujeres víctimas de violencia doméstica o ex prostitutas, así como a 20.000 niños en los centros colaboradores con la infancia.
El vicesecretario para Asuntos Económicos ha valorado también las jornadas que se celebran en Córdoba porque reúnen a todos los administradores de los Diócesis para intercambiar información sobre asuntos como el régimen fiscal de la Iglesia, la nueva contabilidad y la gestión del patrimonio mobiliario e inmobiliario. Para Jiménez, se trata de un paso en la modernización de la gestión fiscal y en materia contable, así como de buscar la transparencia para dar a conocer "lo que hace la Iglesia y cómo lo hace", por lo que es indispensable establecer "criterios comunes" en todas las Diócesis.
