Todavía no hay posicionamiento oficial pero es más que probable que el Arzobispado de Valencia alegue contra el proyecto de orden de la Conselleria de Sanidad que elimina la obligatoriedad de contar con los responsables de la asistencia religiosa en los hospitales como miembros «natos» de los comités de bioética de los departamentos de salud valencianos.
Según explicaron ayer fuentes próximas del Arzobispado se va a estudiar la presentación de alegaciones al nuevo texto que actualiza el decreto de 2005 y que deja en manos de los miembros principales la decisión de incorporar a estos órganos multidisciplinares a religiosos católicos o de otras confesiones por considerarlos profesionales «de interés». Las mismas fuentes apuntaron que el texto que ahora está en exposición pública no les había sido remitido «oficialmente» y que, por ello, aún se debía estudiar antes de pronunciarse.
Con todo, la noticia de que no será obligatorio contar con los capellanes de los hospitales en estos organismos –que ofrecen recomendaciones sobre cómo actuar ante problemas éticos planteados durante la asistencia médica– no ha caído bien en el Arzobispado. La primera reacción tras publicar ayer Levante-EMV el cambio normativo, fue la de recibirlo como un «nuevo ataque» a la institución católica por parte del nuevo Consell de Ximo Puig y Mónica Oltra.
Y es que las aguas andan revueltas en lo que a relaciones político-eclesiásticas se refiere desde la entrada al Palau de la Generalitat de los miembros del Pacte del Botànic. Ni la Ley de transexualidad ni las decisiones del conseller de Educación, Vicent Marzà, de retirar las becas a los estudiantes de las privadas han sido bien recibidas en el seno del Arzobispado y las relaciones personales entre Puig y el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, son más que tirantes.
La redacción de la nueva norma, que debe pasar el periodo de 15 días de alegaciones y someterse a la consideración del Consell Jurídic Consultiu, no excluye directamente a los representantes religiosos pero, con la eliminación del apartado que obligaba a contar con los capellanes en la formación inicial de los comités sí se les relega y se deja a la iniciativa de cada uno de los 24 comités (uno por departamento) la necesidad o no de incluirlos.
Valía por su formación
Caso a caso el futuro de estos capellanes en los diferentes comités quedará en manos de la consideración del resto de miembros. En muchos casos, la presencia de los religiosos seguirá siendo «importante», sobre todo por la formación «humanista, en filosofía y bioética» que muchos de ellos atesoran, según explicaron ayer fuentes del Comité de Bioética nacional.
Como ejemplo, el secretario del Comité de Bioética Asistencial del departamento de la Fe, Israel Díaz, defendió ayer la labor que el religioso incluido en el comité realiza pese a que, a título personal, está de acuerdo con el cambio normativo. «No creo que sea determinante la inclusión de esta figura en los comités pero, en nuestro caso, es una persona de amplísima formación y que enriquece los debates», aseguró.