Tampoco se planteó otra cuestión: ¿dónde estaba la Iglesia católica? El cardenal Karl Lehmann presentó ayer en Maguncia un estudio que ilustra el papel de la Iglesia de Roma en el sistema nazi de trabajos forzados durante la II Guerra Mundial. Entre seis y ocho mil esclavos judíos trabajaron para ella.
El historiador Karl-Joseph Hummel, que ha editado este informe, describía ayer las dificultades de los católicos bajo el nazismo. "Mediante contratos con el Ejército, los monasterios y otras instituciones evitaban las posibles expropiaciones" de un régimen hostil. Para cumplir estos contratos en medio de la guerra, la Iglesia recurrió a los trabajadores forzados puestos a su disposición por los nazis como "medida de autodefensa". El catedrático de la Universidad Libre de Berlín Wolfgang Wippermann destacaba la "estrecha relación" entre la Iglesia católica y la Comisión de Historia que ha guiado el estudio. Para él "tiene como meta la justificación de algunos comportamientos del Vaticano respecto a la Alemania de Hitler".
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