El Vaticano ha señalado que el plan de permitir a los sacerdotes anglicanos casados convertirse al catolicismo no modificará la vieja norma del celibato en vigor para la abrumadora mayoría de sacerdotes católicos.
El Vaticano enfatizó su posición en un prefacio de la Constitución Apostólica del Papa Benedicto XVI 'Anglicanorum Coetibus' (Grupos de Anglicanos), que regula la admisión de conversos anglicanos al catolicismo, incluyendo sacerdotes y obispos casados.
'La posibilidad prevista por la Constitución Apostólica para algunos clérigos casados dentro (de la estructura de los ex anglicanos) no implica ningún cambio en la disciplina de la Iglesia con respecto al celibato clerical', informó.
El Vaticano anunció el mes pasado una iniciativa para facilitar la conversión de anglicanos conservadores al catolicismo. La decisión desató una fuerte especulación en torno a que pudiera generar cambios en la regla del celibato en la Iglesia Católica.
También se especuló con la posibilidad de que los hombres que dejaron el sacerdocio católico para casarse y luego se convirtieron al anglicanismo pudieran regresar a la Iglesia Católica y seguir casados.
Pero la Constitución descartó esas dudas y aclaró que los sacerdotes anglicanos solteros que se conviertan deben permanecer célibes tras su conversión y ordenación como curas católicos.
El documento dice que, 'como regla', sólo hombres célibes pueden ser admitidos como sacerdotes católicos, pero que la aceptación de sacerdotes anglicanos casados se decidirá caso por caso tras una petición solicitada al Papa.
Los antiguos obispos anglicanos, incluyendo aquellos que estén casados, tendrán derecho a liderar grupos de ex anglicanos en la Iglesia Católica y deberán ser ordenados como curas católicos.
Descontento entre los anglicanos
El paso del Vaticano llega después de años de descontento en algunos sectores de la extensa comunidad anglicana – integrada por 77 millones de fieles – ante la ordenación de sacerdotisas y obispos homosexuales.
La medida marca quizás la decisión institucional más clara y osada por parte del Vaticano para recibir a los anglicanos desencantados desde que el rey Enrique VIII rompió con Roma y se puso a la cabeza de la nueva Iglesia de Inglaterra en 1534.
La constitución, de nueve páginas, dice que la medida era necesaria para responder a individuos y grupos de anglicanos que habían solicitado 'insistentemente' al Vaticano que los recibiera en la Iglesia Católica.
En Londres, el obispo anglicano Broadhurst, jefe del grupo tradicionalista Forward in Faith, cuyos miembros están considerando aceptar la oferta de Roma, dio la bienvenida a la propuesta.
'Lo interesante es hasta dónde parecen estar dispuestos a llegar para encontrar un hogar para los anglicanos que están hartos de esta situación. Efectivamente será una Iglesia dentro de una Iglesia, aceptando la autoridad romana, pero manteniendo una autonomía, lo cual creo que es fascinante', dijo Broadhurst.
'La verdadera pregunta es si esto funcionará. Yo creo que sí', opinó.