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La hora de la revancha: beatificaciones a mogollón

El Paraíso de los Santos, puede verse con overbooking de tanto trasiego como han procurado Juan Pablo II y ahora Benedicto XVI. Hubo tiempos malos para este tipo de apuestas, y los Jesuitas lo sabían, puesto que controlaban el poder curial vaticanista. Había mucha sabia escuela detrás como para meterse en esas lides.

 La apuesta contemporizadora y progresista les estaba dando buenos réditos
Pero las tornas cambiaron, el alza del Opus a los a la mieles de la curia  vaticana, y ayudó a Juan Pablo II a ir tras su sueño internacionalista, conseguir el "Orbe Católico Mundial. Sí  se hizo en Polonia, porque no extender las redes más allá, contando como contaba con los panzer del Opus. De esta manera  fuimos asistiendo a un brioso amanecer, a una búsqueda por las cunetas de la Guerra Civil de mártires con opciones al olor de santidad.
La llegada del nuevo Papa, ha conllevado una transformación importante. El toque de poder por parte de la Orden de Predicadores, (los Dominicos) clase intelectual por excelencia,   soldados de rígida y escolástica formación y de disciplina férrea,  aunque amedrentados por su vocación inquisidora de los viejos tiempos, llegados a este momento han tirado por  la borda complejos y humillaciones,  y exponen sin dilación su legión de santos.
La iglesia española que nuca fue ecuánime ni luchó por la igualdad,  sin el  contrapunto o de la progresía clerical  que en otras ocasiones se mostraban críticos con la conservadora ley teologal que se practica desde el Vaticano, ahora parece que se los ha comido la tierra, se ve envalentonada  y limpia y da  pátina a sus deudos con olor de santidad.
Hay que decir que el Vaticano se mostró más o menos reprimido durante los mandatos de Juan XXIII y Pablo VI, a la hora de hacer subir a los altares al personal mártir a cambio de la satanización de los otros; digamos que las conciencias no estaban limpias ni tranquilas,   ni no parecía prudente dado el calvario por el que ya se había pasado con el nazismo y su posición eclesial, andar en nuevas aventuras.
Pero ahora las tornas han cambiado, la iglesia española se ha quitado su careta y se ha definido como tal, tramontana y envuelta en el  manto carlista que tanto le gusta, y ahora  salta de alegría por el maremágnum de santos, y beatos que ha logrado meter por el area central del campo de batalla que es la Memoria Histórica.
Una vez derrotadas las defensas alicaídas de la moderación y la prudencia , y sabiendo además de las buenas canonjías que tales hechos o aporta a las arcas eclesiales, se han lanzado a las ricas mieles de la santidad.
Aunque no tengo claro si este acceso de la clase curial española por sacar pecho , es debido a que se muestra ufana de su raza y "sen" después de años de transición en las que hubo de comerse muchos moco, o detrás de todo ello me barrunto,  si no habrá una operación de blindarse ante posibles retornos de la Memoria Histórica.
Pues ya se sabe,  se empieza pidiendo la derogación de los juicios sumarísimos del franquismo y se termina pidiendo responsabilidades, y todavía hay mucho franquista sin reconvertir y con miedo a que se resuciten no ya los fantasmas, sino las verdades de la historia.
Así es como la iglesia española haciendo gala del lema que ha desenterrado, viéndose respaldada por la recalcitrante derecha política del Sr. Aznar y Rajoy que le han dado alas, y una izquierda zapaterista que quiere ir de moderada por temor a repercusiones o por complejo ha hecho que la Iglesia entone a todo trapo y trapío el "odiun fidei" , dejando a algunos de los suyos en la trinchera del olvido, curas republicanos o simplemente curas y creyentes que no estaban de acuerdo con el ataque a la legalidad, o con el sistema franquista establecido fueron demarrados por las huestes falangistas y franquistas.
Así vamos contando la historia de la España del siglo XXI, metiendo a santos y beatos a empellones en el Paraíso de la Santidad, mientras asistimos al más corderil silencio en los medios sobre esta apuesta de la Iglesia Española secundado por el viejo inquisidor de sonrisa irónica como es Benedicto XVI.

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